CONCEPCIÓN.- El reventón fue estremecedor y se escuchó a varios kilómetros de distancia. “¡Ay mi Dios! ¿Qué fue eso?”, exclamó Daniela Gauna, al tiempo que abrazó con fuerza a su pequeño hijo. Los vidrios y los muebles de las casas cercanas se sacudieron y empujaron a los vecinos a salir afuera para averiguar qué había sucedido. Una camioneta y un auto, totalmente destruidos, despedían humo y aún parecían trepidar por el impacto en medio de la ruta. En pocos segundos, la gente se acercó desesperada para tratar de rescatar a las víctimas atrapadas entre los hierros retorcidos. Había sangre y restos de los rodados por todos lados.
El viernes a la noche, la gente que vive a las orillas de la ruta 329, en el barrio San Martín de Villa La Trinidad, vivió una experiencia que nunca olvidará. Alrededor de las 22, el lugar fue escenario del más trágico accidente de tránsito de los últimos años: seis personas fallecieron y una resultó herida, al colisionar de frente un Fiat Palio y una Toyota Hilux.
Cinco de las víctimas fatales eran oriundas de La Trinidad, mientras que una tenía domicilio en Medinas. Las seis personas fallecidas viajaban en el auto y fueron identificadas como Marcelo Hernández (21 años), conductor; Thalía Agulló (18), Miguel Lazarte (57), Laura Pinto, Miguel Villafañe (14) y Julián Medinas (14). Hernández y Agulló murieron en el acto, mientras que las restantes víctimas fallecieron poco después de ingresar a la sala de emergencias.
El único ocupante de la camioneta, por su parte, resultó herido. Se trata de Jorge Alberto Morelli, empresario y primo del intendente Osvaldo Morelli, quien sufrió politraumatismos. Luego de recibir los primeros auxilios en el hospital local, fue derivado al Centro de Salud de la capital.
Volvían de estudiar
Fuentes policiales indicaron que el Fiat circulaba con dirección al este, mientras que el otro rodado lo hacía en sentido contrario, rumbo a Concepción. El percance se produjo unos 200 metros al este del acceso principal, en cercanías de la entrada al paraje La Esperanza. El conductor del auto debía dejar allí a algunos pasajeros. Vecinos comentaron que el joven solía acercar a sus casas a los vecinos que esperaban el colectivo en Concepción. Lo hacía cuando regresaba desde Aguilares, donde estudiaba, junto a Thalía, en el Instituto de Enseñanza Superior (IESA). Pero el viernes cargó su auto en exceso.
“No sabemos aún cómo se desencadenó esta tragedia porque la colisión fue tremenda y la posición en que quedaron los vehículos puede dar lugar a confusión”, dijo Ramón Martinez, jefe de la división Criminología de la Regional Sur. Lo que está claro es que alguno de los vehículos, por alguna razón, se cruzó de carril. Y lo hizo a muy alta velocidad.
Después de la tragedia comenzaron a llegar al lugar parientes y amigos de las víctimas fatales, los cuales intentaron invadir el sector acordonado por la policía. Y hubo reacciones violentas cuando se les impidió avanzar. En medio de los incidentes, dos uniformados y un bombero fueron golpeados, sufriendo lesiones de poca consideración.
En la sala de emergencias del hospital Miguel Belascuain, por otro lado, también se vivieron momentos de tensión y las autoridades debieron pedir la intervención de policías antimotines para controlar a los exaltados que, en su intento de ingresar al nosocomio para ver a las víctimas, rompieron los vidrios de las ventanas y las puertas de acceso. La Policía, finalmente, controló la situación.
Angosta y oscura
La ruta 329, que comunica a Concepción con Monteagudo, se consolida como una de las carreteras provinciales más peligrosas y trágicas del sur tucumano. Con los seis fallecidos que arrojó este último accidente, en un año la cifra de víctimas fatales asciende a 12, mientras que son 10 los heridos, de acuerdo a datos extraoficiales de la Policía.
La triste notoriedad de esta carretera se forja con un cóctel de deficiencias y olvidos. “En primer lugar hay que tener en cuenta que esta ruta es muy angosta. Apenas tiene 6 metros de ancho, mientras que las restantes tienen 7.40 metros. Además, las banquinas siempre estuvieron en mal estado y son riesgosas para cualquier vehículo”, apuntó Rubén Gauna, vecino de La Trinidad.
“A la 329, pese a los años que tiene, lo único que se le hace es parcharla cuando va a comenzar la zafra. Nunca se le hizo un mantenimiento serio”, añadió. Según comentó el hombre, está cansado de ver gente morir o quedar discapacitada en accidentes.
“Hace poco días un camión le pasó por encima a un motociclista. Se salvó, pero le tuvieron que cortar una de las piernas”, recordó Marcelo Sarmiento, otro vecino. “Varias veces salimos a hacer líos en la ruta para reclamar que se la arregle. Nos viven mintiendo que ya se va a construir una nueva. Y no se hace nada”, se quejó Jorge Contreras.
A la precariedad de la carretera, se suma la imprudencia de automovilistas y camioneros que circulan a alta velocidad. O de motociclistas que transitan de noche, en una ruta angosta, oscura, sin banquina y con camiones que vienen y van. (C)