Todo aquel con pretensiones de formar algún día en la primera línea del seleccionado tucumano, sabe o debe saber que cargará con algo mucho más pesado que todo el pack del adversario: la historia “naranja”, que durante décadas estuvo identificada por el poderío de sus delanteros. Esa vara marca la altura a la que Nicolás Mirande debe estar cada vez que se pone la camiseta de Tucumán. Pero el pilar derecho de los “verdinegros” no le tiene miedo al desafío.
“Sin dudas es un orgullo estar en este equipo, y trato de defenderlo partido a partido. Pero también es cierto que lo que estoy viviendo es el resultado de un proceso de muchos años, en el cual he remado mucho. Desde el 15 de enero me vengo entrenando en el Pladar y después en el club”, dice “Pancuca”, aclarando que nada le vino de arriba.
El Argentino fue la vuelta de página que necesitaba para cerrar el amargo capítulo anterior: la final perdida en el Regional. “Fue un golpe muy duro”, reconoce. “Me bajoneó, como a todos, pero por suerte a los pocos días ya empezamos el trabajo fuerte con el seleccionado. Había que terminar de digerir esa circunstancia, y en eso cooperó el grupo, con chicos diferentes, compañeros diferentes y un objetivo diferente. Eso te hace dejar de mirar atrás y enfocarte otra vez en lo que hay delante”, sostiene, enterrando el tema para siempre.
Ahora, lo que importa es la “naranja” y ese último salto de rayuela antes de alcanzar el cielo. “Algunos partidos se nos complicaron, pero más porque los rivales forzaron nuestros errores. Lamentablemente dimos ventaja regalando los primeros tiempos, pero por suerte pudimos mejorar y darlos vuelta. Espero que el fin de semana sea distinto y no cedamos la iniciativa”, espera el “3”, que da por descontada una dura batalla de forwards contra Buenos Aires.
“Seguro que la clave del partido va a estar ahí. Hemos tenido algunos problemas con el scrum, pero más que nada por desesperarnos y querer ganarlos de una. También es cierto que cada scrum es diferente, y el que más problemas nos presentó fue el de Córdoba. Pero insisto, son errores nuestros”, repite, antes de tranquilizar: “estamos bien de la cabeza que es lo bueno, bien unidos. Si queremos ser campeones, sólo debemos confiar en nosotros ”.