La autoevaluación nunca es una tarea fácil. Por mucho que se intente escrutar las cosas desde una perspectiva distante, el peligro de la subjetividad siempre está presente, y por ello se acostumbra a delegar tal función a terceras personas. Como principal implicado, lo mejor que puede ofrecer Alfredo García entonces es un balance a título personal del año que lo tuvo nuevamente como presidente de la Comisión de Árbitros de la Unión de Rugby de Tucumán (ya había ejercido la función en 2000).
“Para mí el año fue muy positivo. La premisa principal cuando entré era tratar de unir al grupo de los árbitros que estaba muy disperso. Eso para mí fue fundamental. Diría que fue el verdadero éxito de este año. La frutilla del postre fue la cena de fin de año. Hacía mucho que no había tal número de árbitros asistentes. Incluso jugaron un partido entre ellos”, fue el primer punto a rescatar para “Topo”, como todo el mundo lo conoce.
La franqueza, asegura, fue la llave de entrada para congeniar con el cuerpo de jueces, muy heterogéneo en cuanto a trayectorias y personalidades, y por ende muy susceptible a diferencias de opinión. “A todos los trato igual, sin distinguir si es nuevo o si dirige hace 20 años. Si tengo algo bueno es que voy de frente y si tengo algo que decir, lo digo sin vueltas. Y eso que en el cuerpo de árbitros hay profesionales de todo tipo. Gente capacitada a la que no le vas a ir con tonterías”, advierte.
“También se puso gente capacitada para las charlas de juveniles y de mayores en la Escuela de Árbitros. Con el sponsor que tenemos se volvió a hacer el intercambio de referees con Londres, algo que ya venía de la gestión anterior y que ojalá continúe este año, esté quien esté. Para todo lo que se hizo se contó siempre con el aval y el apoyo del Consejo, y sobre todo del presidente Fernando Martoni”, destaca García.
Lógicamente, también quedaron cuestiones en el tintero. “La principal es la calificación de los árbitros. No tenemos muchos evaluadores, hay que trabajar sobre eso. Hay que convencer gente que vaya a querer evaluar”, admite.
Por TV
Durante la ronda final del Regional “Bocha” Roldán, la URT se convirtió en la primera unión del interior del país en implementar el sistema TMO (Television Match Official), que permitió revisar las jugadas dudosas en video durante los seis partidos de las Copas. La tarea la realizó Marcelo Abdala. “La idea surgió de la Comisión, pero se vio favorecida por la coyuntura. Hay una amistad con Esteban Valdez, que se ofreció a llevarla a cabo. El TMO fue una experiencia muy positiva, que nos ayudó a ser más precisos con los fallos. Sería bueno lograr que en algún momento este sistema se aplique en un partido por fecha”, sostiene.
Respeto, entre todos
El gran problema con el que se topa la captación de nuevos aspirantes es el entorno hostil que ofrecen algunos partidos, sobre todo en Juveniles, donde los padres de los jugadores se miden cada vez menos en su trato hacia los referees.
“En la mayoría de los casos los que le faltan el respeto al árbitro son los padres, que muchas veces no saben de reglamento, o entrenadores que son jovencitos y por ende efusivos, pasionales. Por eso hay árbitros a los que nos le gusta dirigir en ciertos clubes. Pero ese tema que no nos compete sólo a nosotros. Es un problema que debe ser atacado entre todos los estamentos de la Unión. Ya se estuvo trabajando un poco en eso, incluso se le dio un espacio a los entrenadores detrás del ingoal para que se queden ahí. Pero también es necesario que los clubes se hagan responsables por el comportamiento de sus parcialidades”, pide “Topo”, para quien una buena medida sería llevar referees de sobrada trayectoria a los partidos de Juveniles.
“Muchas de las faltas de respeto son porque creen que si un árbitro es joven o no tiene tanta experiencia no sabe dirigir. Hay que ver si a otro de mayor experiencia se atreven a cuestionarlo de la misma manera”, entiende García, aunque evita hablar demasiado del futuro. “Mi período ya terminó. Ya es prerrogativa del Consejo decidir si sigo o no. Si ellos consideran que sí, sería bueno completar algunas cosas que quedaron, cierra “Topo”.