PARÍS.- Francia mira hacia Bélgica con mucha preocupación. Desde los atentados de la semana pasada, en París no pasa un solo día en que el gobierno no advierta del peligro de nuevos ataques. Pero el operativo antiterrorista llevado a cabo el viernes en Bélgica muestra con más claridad que el riesgo real es aún muy grande.
Los yihadistas fueron abatidos tras enfrentarse a tiros durante varios minutos con la policía belga. El hecho de que al final solo se registraran dos muertos entre los islamistas probablemente se deba a la buena preparación de las fuerzas de seguridad belgas, que se venían formando durante meses.
Presumiblemente no hay conexión directa entre los atentados de París y lo ocurrido en Bélgica, dijo el primer ministro francés, Manuel Valls. Pero el letal tiroteo en el país vecino pone de manifiesto la determinación de los islamistas de atacar los valores occidentales como la tolerancia y la libertad de expresión, indicó.
Estigmatización racial
Los daños y las consecuencias que está causando esta ola de terror se hacen más perceptibles día a día.
En París, los jóvenes de origen árabe cuentan que desde los ataques son mirados con mayor desprecio que antes. “¿Un país unido en el dolor y la solidaridad? No me hagas reír”, señala un francés de tez morena y barba larga, según la moda actual, y quien dice no ser en absoluto religioso. El joven cuenta que días atrás un adolescente pasó al lado suyo y le dijo “cerdo islamista”.
Por su parte, en tono de reproche, un jubilado parisino apuntaba durante una charla que el domingo pasado fueron “sorprendentemente pocos musulmanes” a la marcha de solidaridad. Ante la pregunta de su interlocutor de cómo podía reconocerlos, el hombre aseguró: “Nunca me equivocó al respecto”.
Reiteradamente, el presidente François Hollande ha instado a los ciudadanos a no confundir a los muchos musulmanes moderados en Francia con los fanáticos y fundamentalistas que mataron la semana pasada a 17 personas. El islam es compatible con la democracia, asegura el mandatario.
Paralelamente, llegan noticias alarmantes de las escuelas francesas. De acuerdo con cifras oficiales, se registraron al menos 200 “incidentes” durante actos conmemorativos o minutos de silencio con las víctimas. En algunos casos, en lugar de mostrar su solidaridad, algunos estudiantes expresaron abiertamente su simpatía con los terroristas.
La disputa sobre las consecuencias políticas de la ola de terror ya ha comenzado. Marine Le Pen, jefa del Frente Nacional (FN), pidió que se convoque a un referéndum para analizar el restablecimiento de la pena de muerte. Y a medida que se suman los debates, la propuesta de la líder de ultraderecha podría adquirir nuevos impulsos.
En las elecciones europeas, el FN obtuvo en Francia la mayoría de los votos. Sólo de manera muy marginal se habla de los países que han sufrido mucho más que Francia el terrorismo islamista. Algo a lo que aluden los dibujantes y periodistas de “Charlie Hebdo” que sobrevivieron al atentado.
En la primera edición luego del ataque que causó la muerte a 12 compañeros incluyen la caricatura de dos miembros del grupo terrorista Boko Haram después de su reciente masacre en 16 aldeas de Nigeria. “2.000 potenciales abonados menos para ‘Charlie Hebdo’”, reza el comentario.