Hace algunos días, la contratación de Martín Landajo supuso el primer ladrillo en la materialización de ese sueño que la UAR lleva años planificando: la conformación del primer plantel profesional de su historia. La magnitud de sus compromisos en el futuro cercano -que incluyen el Mundial de Inglaterra, el Rugby Championship y el debut histórico en el Súper Rugby en 2016- hacía indispensable aglutinar a sus mejores hombres, evitando su la dispersión en el rugby europeo. ¿Cómo? Ofreciendo un futuro rentado y estableciendo como condición sine qua non pertenecer a la UAR para jugar en Los Pumas y en la franquicia argentina del Súper Rugby.
El primer nombre tucumano que apareció en esa contratación “gradual” fue el de Santiago Iglesias Valdez. El joven hooker de Universitario, de 21 años, firmó vínculo por un año.
Los más experimentados Gabriel Ascárate y Matías Orlando, en cambio, fueron los primeros tucumanos en suscribir por tres temporadas, hasta 2017. La chance de jugar en el Súper Rugby, el torneo profesional más competitivo del mundo, ya ha comenzado a retumbar en sus cabezas.
“Son tres años demasiado importantes, no solo para mí, sino para el rugby argentino. Que me hayan tenido en cuenta para estar en la lista de los primeros contratados es algo que me hace muy feliz”, compartió su entusiasmo Gabriel, desde la concentración Pampa en Rosario. “Quiero disfrutar esto de estar en mi país y ser profesional, algo que antes a muchos nos llevaba a jugar afuera. Es un paso enorme que dio el rugby argentino y me siento afortunado por formar parte de él”, redondeó el de Natación.
“Tostao”, por su parte, se confesó “muy contento porque la UAR haya confiado en mí. Fue una decision difícil: se vienen tres años largos y los últimos dos serán mayormente lejos de mi entorno, pero a su vez los objetivos y los sueños tiran”. Además, el de Huirapuca agregó: “Apunto a seguir creciendo, mejorando, jugando en el mejor nivel y viviendo en mi país, algo que años atrás parecia imposible”.
Ambos se encuentra recuperándose de lesiones ligamentarias. “La pierna responde perfecto”, aseguró Matías. A Gabriel le falta un poco más: “Haré todo lo posible para llegar a la Pacific, pero solo iré si estoy al 100 %. Esperaré lo que haya que esperar. Tengo tres años de contrato por delante y no quiero perderme algo por apurar la recuperación”.