Es uno de los edificios emblemáticos que es parte de la historia de la ciudad. Su ubicación es estratégica, está en el corazón del microcentro. A diario, pasan por él miles de personas, que le siguen siendo fieles. Hace muchos años, luce desaliñado, el estado del edificio refleja la falta de mantenimiento y parece implorar que alguien se acuerde de él para remozarlo, para devolverle la lozanía de los años de esplendor. Cada tanto en tanto, algún proyecto se ocupa del futuro del Mercado del Norte, pero no llega a concretarse.
Uno de ellos data de enero de 2008, ocasión en que se anunció que la Municipalidad capitalina lo convertiría en un moderno centro de compras, razón por la cual no se iban a renovar las concesiones. En junio pasado, la Asociación de Puesteros del Mercado del Norte señaló que el edificio fue declarado Patrimonio Histórico, Arquitectónico y Cultural y está protegido por la ley 7.535, con el fin de que siguiera funcionando como mercado minorista.
El deterioro edilicio se va acentuando con el paso del tiempo. En el mediodía del 19 de marzo del año pasado, casi en la esquina, se desprendió parte de un dintel (de unos 20 por 80 cm) de una ventana del primer piso, que alberga archivos de la Municipalidad. La crónica de nuestro diario señalaba que una filtración de larga data parecía haber provocado la caída de mampostería. Afortunadamente, esta cayó sobre un voladizo que evitó que dañara a los numerosos peatones que circulaban por allí.
El Mercado del Norte arrastra una historia plagada de conflictos; en más de una ocasión se dijo que se lo tiraría abajo para erigir un moderno paseo comercial. Protegido por la ordenanza municipal 1.773/91, se construyó en 1880 sobre los terrenos que ocupaba, desde mediados del siglo XIX, el Mercado del Algarrobo, y que pertenecían a la ciudad. A comienzos del siglo XX, el edificio no resultaba apto para el movimiento comercial de la zona y el intendente Roque Raúl Aragón decidió tirarlo abajo y construir otro.
El edificio actual fue erigido por la empresa Salmoiraghi y Omodeo y el presupuesto fue de 1,7 millón de pesos. El proyecto original contemplaba un restaurante importante en la terraza. Fue inaugurado el 9 de diciembre de 1939 por el entonces intendente José Lozano Muñoz. En esos momentos era uno de los mejores mercados de Sudamérica por sus cámaras frigoríficas y otros adelantos tecnológicos y arquitectónicos. Tenía 250 puestos, de los cuales actualmente quedan menos de 100. Su habilitación hizo madrugar a miles de tucumanos ansiosos por recorrer el moderno centro de abastecimiento.
Otras ciudades han recuperado sus viejos mercados municipales, como sucede el de Córdoba, que data de 1927, cuya fachada ha sido respetada, pero por dentro se ha desplegado una modernidad que impacta a sus visitantes. Se lo dotó además de aire acondicionado y se refuncionalizó su entorno.
En diciembre próximo, el Mercado del Norte, ubicado en Maipú y Mendoza, cumplirá 76 años. Sería positivo que la próxima administración municipal impulsara su remodelación y se la obsequiara a la comunidad. Su aspecto actual es deplorable, poco digno de un Jardín de la República. El 9 de julio de 2016, en poco más de 15 meses, la Argentina celebrará el bicentenario de su declaración de la independencia. Sería, por cierto, significativo si esa fecha se lo reinaugurara para orgullo de los tucumanos.