“La Astronomía es la ciencia más antigua de la humanidad. ¿Cómo no podría interesarse todo el mundo por estos conocimientos?”, se pregunta la astrónoma Beatriz García, de la Universidad Nacional de La Plata. Contra el fenómeno de la falta de interés de los estudiantes por las ciencias duras, la investigadora del Conicet destaca que “a la gente le gusta mucho los temas de la Física. Basta ver cómo se desespera por saber cuando salen algunas noticias por la televisión y los diarios. Y cuando aparece una persona que hace divulgación de la ciencia le encanta. Todo el mundo detesta la Física, pero todos quieren saber qué es un colisionador de hadrones”, remarca la contradicción.
“Lo que busca la gente son mediadores que le den el conocimiento pero de forma digerible”, sostiene Beatriz García, doctora en Astronomía, integrante de la Unión Astronómica Internacional, creadora del Planetario para Ciegos y docente en escuelas secundarias. Vino a Tucumán para dictar un curso internacional sobre didáctica de la Astronomía y la Astrofísica para maestros y profesores de primario y secundario.
“Hay mucho interés en la Astronomía, la Física y otras ciencias duras, lo que no hay son oportunidades para obtener el conocimiento”, dijo. “Yo no creo en las vocaciones, creo que uno nace para cualquier cosa, lo que hay son gustos. Hay gente que le gusta saber cómo funcionan las cosas. El asunto es cómo canalizar lo que les gusta”.
“El fenómeno de la falta de profesionales en ciencias duras es un problema en todo el mundo”, señala. “Las ciencias exactas no son populares porque en general se dictan muy mal en el nivel medio. La escuela primaria cumple con sus objetivos; la escuela secundaria es un desastre. Los docentes de Física y Matemática carecen de herramientas pedagógicas y didácticas para dictar su materia”, observa.
La Física se enseña desde lo teórico, con poca o nula práctica, reclama. “El docente va a escuela con el manual y reproduce el ejercicio, no despierta la necesidad de saber más. Sólo quiere cumplir con la planificación que le exigen. Y el alumno sólo quiere zafar. ¡Para el chico eso es muy aburrido!”, critica. ¿Y las olimpíadas? “No, no estoy de acuerdo”, dice. “Es cierto que el alumno tiene la oportunidad de ver otras cosas - reconoce pero también lo incentiva a ganar, no puede fracasar porque es un drama. En cambio en ciencias sabemos que un experimento puede fallar y hay que volverlo a intentar”.