El juego de poderes es natural en el ser humano. El hombre siempre ha buscado el poder: como se sabe frágil, le da garantía imaginaria de eternidad. Hoy en día poder es dinero, pero por qué recordar el medioevo. Creo que fue una época muy oscura con juegos de poder muy marcados, con señores feudales en sus castillos, muy poderosos, y el pueblo como inexistente. Ubicar la fantasía en el medioevo es por un lado sacarla del tiempo contemporáneo para dar una fuerza oscura y profunda donde se pueden llevar a cabo acciones que ahora no serían posibles. Es un desafío a la imaginación. En la antigüedad lo religioso también entraba en el juego de poder (soy el señor feudal; rindo pleitesía al rey, que representa a Dios). Es una época de mucha fuerza de la religión, pero muy descarnada, dura. Y también, un desafío a la inteligencia: pensemos en otro tiempo.
Una garantía de eternidad
Por Cristina Bulacio.
Profesora titular consulta de la UNT. Doctora en Filosofía.