Las muñecas de Juan Martín del Potro son capaces de llevarlo del cielo al infierno. Gracias a ellas visitó más veces el firmamento, pero las tinieblas lo cubrieron en los últimos años. La muñeca derecha y la izquierda son las contenedoras del talento que lo llevó hasta el puesto cuatro del ranking mundial y, al mismo tiempo, las que lo tienen ahora debajo del escalafón 500.
La muñeca derecha lo volvió loco en 2010, pero ni se compara con la rebeldía de la izquierda. La lesión en su mano menos hábil empezó a complicarle la existencia, más que nunca, en febrero de 2014. Del Potro mediante una carta publicada en su Facebook, reconocía que esta lesión estaba afectando su carrera, algo que con contratiempos físicos anteriores, nunca había comentado. “Intenté todo, pero no puedo pegar mi revés y no puedo ser el jugador que quiero ser”, reconocía también.
Entonces “Delpo” puso su destino deportivo, otra vez, en manos de Richard Berger, el médico estadounidense que en 2010 hizo que la muñeca derecha sanara completamente. Con rehabilitación intentaron esquivar el quirófano, pero tuvieron que darse por vencidos e invadir el cuerpo del tandilense.
La historia ya es bien conocida: lo operaron dos veces en menos de un año y no pudo cumplir con el inicio de su planificación 2015. Estuvo obligado a postergar su regreso. Y cuando volvió, perdió, pero, según él, se sintió bien. “La muñeca reaccionó dentro de lo esperado”, analizó tras caer ante Vasek Pospisil. En ese partido Del Potro trató todo el tiempo de no pegar el revés a dos manos y cuando no lo logró, pocas veces pudo pegarle con potencia y con topsping.
El slice anunciado, que le daba a la pelota una extensa trayectoria y con escasos ángulos difíciles, fue lo que caracterizó al golpe en su regreso que se produjo en el Masters 1000 de Miami. Tras la derrota, Del Potro consideró lo que ya algunos colegas habían recomendado públicamente como solución a su problema: pegar el revés a una sola mano. La primera vez que el consejo llegó a oídos de “La Torre”, lógicamente, la negativa fue rotunda.
Sin embargo, el dolor que aún persiste, aunque en mucha menor medida, podría provocar la modificación. ¿Por qué sería tan dramático? Las razones tácticas, técnicas y estratégicas que causaría el cambio de golpe podrían debilitar, aún más, el juego del tandilense.