BRASILIA.- La popularidad de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se hundió a un nuevo mínimo y cada vez más brasileños quieren que sea sometida a un juicio político, ante un creciente escándalo de corrupción y la grave desaceleración económica. Estas evidencias surgieron de un sondeo de opinión. Las cifras son otro revés para Rousseff, que enfrenta críticas desde sus propios compañeros del Partido de los Trabajadores (PT) por las medidas de austeridad que su Gobierno adoptó para proteger la calificación de grado de inversión del país.
La encuesta de CNT/MDA mostró que el índice de aprobación del Gobierno cayó a un 7,7 %, frente a un 10,8 % en el sondeo de marzo, mientras que un 70,9 % califica negativamente su administración, en comparación a un 64,8% en marzo. El número de los que respondieron al sondeo y que favorecen un juicio político a Rousseff por un enorme escándalo de pagos de coimas en la petrolera estatal Petrobras subió a 62,8% o desde 59,7 % hace cuatro meses.
Las acciones de Petrobras subieron cerca de un 3% tras la publicación de la encuesta. Muchos inversores creen que una impugnación a la mandataria conduciría a una mejor gestión de la petrolera. Los brasileños que quieren el juicio desean que Rousseff sea destituida por las prácticas de corrupción en Petrobras, empresa que dirigió antes de llegar a la presidencia de Brasil, en 2011. El sondeo muestra que muchos de quienes quieren un proceso político contra la mandataria se quejan de irregularidades en el financiamiento de su campaña y del mal manejo contable del Gobierno en su primer período.
Según la encuesta encargada por la Confederación Nacional de Transportes una gran mayoría de los brasileños -un 84,6 %- cree que Rousseff es incapaz de manejar la peor desaceleración económica que ha sufrido el país en 25 años, con un PBI que se prevé se contraerá un 1,7 % este año. Se investiga a más de 50 políticos, principalmente de la coalición de Gobierno de Rousseff, por sobornos recibidos por las principales firmas de construcción e ingeniería del país que se habrían derivado de los sobreprecios cobrados a Petrobras. A Rousseff no se la está investigando, pero sus detractores piden que enfrente un juicio político, lo que exigiría pruebas de que su campaña electoral fue financiera con dinero de sobornos. Rousseff y su Partido de los Trabajadores (PT) dicen que todas las donaciones a su campaña fueron legales. La consultora Eurasia subió a 30 % desde 20 % las posibilidades de que a Rousseff se la someta a una impugnación, para lo que se necesitaría un acuerdo entre sus aliados del Partido Movimiento Democrático Brasileño y los opositores del Partido de la Social Democracia Brasileña. (Reuters)