BRASILIA.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dispuso atenuar el ajuste económico con una reducción del superávit primario que había sido fijado en el 1,1% del Producto Bruto Interno Bruto (PBI). Luego de varias reuniones con su equipo de asesores y ministros, la presidenta aceptó revisar el objetivo de superávit fiscal propuesto por el poderoso ministro de Hacienda, Joaquim Levy. La decisión de establecer un superávit primario (diferencia entre ingresos y gastos) menor al previsto está tomada y se especula que caería al 0,15 % del PBI. Al revisar parcialmente la línea económica considerada ortodoxa, Rousseff adopta una medida que fortalece al ala política del gabinete preocupada con la caída de su popularidad, que bajó al 8 % según una encuesta publicada el martes. En línea con la intención de equilibrar el frente fiscal, la presidenta Rousseff vetó un proyecto de ley que preveía una suba de hasta el 78 % del salario de los empleados del Poder Judicial, debido al efecto que tendría en las cuentas públicas.
Rousseff argumentó en su veto que el alza generaría para el tesoro un costo adicional de 25.700 millones de reales (U$S 8.107 millones), incompatible con el severo plan de ajuste fiscal que lleva adelante para reequilibrar sus cuentas. Las denuncias de corrupción en Petrobras que genera graves disputas en la coalición de Gobierno y la delicada situación económica ha llevado a la mayoría de los brasileños a aceptar que se promueva un juicio político a Rousseff. (Télam)