Biarritz es una de esas típicas sucursales terrenales del paraíso que ofrece el sur de Francia. Ubicada casi sobre el límite con España, esta apacible ciudad costera será desde este fin de semana el nuevo hogar de Simón Poliche, tercera línea de Tucumán Rugby, quien llegará bolso al hombro tras despedirse del rugby tucumano con una victoria sobre Lawn Tennis, en la mismísima “Caldera del Parque”. Un triunfo a todas luces especial, no sólo porque marcó el final de su carrera como amateur, sino por el pasado “benjamín” de su viejo, Mariano.
“Cuando se confirmó lo de Biarritz me preguntó si iba a jugar los últimos dos partidos. Y yo le dije que no sólo los iba a jugar, sino que me iba a despedir ganándole a Lawn Tennis, ja ja”, recuerda la chicana Simón, por cuyo interior pasó la más lógica y melancólica de las procesiones.
“Fue duro, porque era la última vez que compartía el vestuario con mis amigos. Todos sabían que yo ya me iba, y la verdad no aguanté las ganas de llorar”, confiesa. De todos modos, confía en que algún día volverá a ponerse la “verdinegra”.
Amigo de un amigo
Aunque Simón siempre tuvo en mente la idea de probar suerte en el rugby profesional, reconoce que la oportunidad de presentó antes de lo que esperaba. “A través de un amigo de mi viejo consiguió el contacto de Federico Martín Aramburú (ex centro de Los Pumas), que vive en Biarritz y tiene conocidos en el club. Aunque no me conocía, tenía referencias mías de Benjamín Macome y Ariel Castellina, así que le mostró un video mío al entrenador de Biarritz y le gustó. Un crack Fede, esto es gracias a él, así que debo estar a la altura y hacerlo quedar bien, je”, se impone Simón.
De hecho, el gesto del ex CASI lo llevó a rechazar una oferta de un club de la Toscana italiana que le llegó por esos días. “Era mejor en lo económico, y el rugby italiano se parece más al de Tucumán porque es muy físico y frontal, pero me incliné por Francia. No sólo porque el desafío es mayor, sino por lo que había hecho Fede para que yo fuera a Biarritz”, agradece.
Será un giro radical para el joven de 20años recién cumplidos. Además de tener que adaptarse al ritmo profesional -algo para lo que sus dos años y medio en el Pladar resultarán de gran ayuda-, enfrentará por primera vez el desafío de vivir solo y en una tierra que no es la suya. “Encima me va a tocar convivir con un fidjiano. No sé ni de qué juega, pero supongo que será negro, pelado y tatuado como todos. Lo que sí, espero que sepa cocinar mejor que yo, porque sino vamos mal, ja ja”, bromea.
Con la potencia que le da su 1.83 metro, sabe que allá tendrá que explotar sus virtudes para hacerse un hueco en el equipo.
“Por lo que hablé con Fede, el equipo necesita un jugador frontal, con tackles positivos, que ponga el equipo adelante y que moleste en los rucks. Así que me tengo que ganar el odio de todos los medio scrums, je. En el club me retaban cuando me metía mucho en los rucks, pero alguien tiene que hacer el trabajo sucio, y a mí me gusta”, asegura Simón, y promete que si Tucumán Rugby logra cortar la sequía de títulos en el Regional, lo celebrará como uno más. “¡Por supuesto! Es más, si llega a pasar, me voy hasta Bayonne a buscarlo al ‘Benja’ Macome para salir a festejar”.