¿Cuáles son las causas del estalliido de violencia en este contexto electoral? La doctora en Filosofía Griselda Barale opina que el problema del lunes a la noche en la Plaza Independencia tuvo que ver fundamentalmente con la represión policial -que arrojó bombas de gas lacrimógeno y balas de goma sobre la multitud y puso los agentes a caballo como fuerza de choque-. Estas son sus respuestas:
Creo que no estalló la violencia; concurrir a la plaza pública en períodos de Democracia, para protestar, no es un estallido de violencia. Estar o no estar de acuerdo con las consignas que movilizan a una marcha de protesta no justifica de ninguna manera que se la reprima. La violencia no fue un estallido, fue una orden que, lamentablemente, nadie reconoce como propia. Si nadie del Gobierno dio la orden, debió salir alguien del Gobierno a la plaza para pararla. Si no dio la orden, insisto, ¿por qué no la paró en el instante mismo que la Policía tiró el primer gas lacrimógeno?
- ¿Se puede comparar con otros momentos de protestas urbanas?
- Sí, se puede comparar lo que pasa hoy con otros momentos pues hubo muchas marchas en Tucumán, por razones diferentes, desde que comenzó la Democracia. Lo que es inadmisible es querer comparar lo que pasa hoy en Tucumán con el Tucumanazo. Los medios deberían contribuir a no caer en esta confusión. En el Tucumanazo, como en el Cordobazo, salimos a la calle a denunciar los abusos de la dictadura. Queríamos -yo no estuve en el Tucumanazo pero sí en el Cordobazo- terminar con sucesivas dictaduras que nos tenían amordazados, atemorizados, perseguidos y, luego, aunque aún ni lo imaginabamos: desaparecidos.
- ¿A qué atribuye el clima de crispación en Tucumán?
- No me atrevo a decir qué tiene crispado a Tucumán; sin embargo me atrevo a aventurar qué contribuiría a que esa crispación afloje: en primer lugar que la clase política realice gestos de grandeza: por un lado admitir los problemas, las irregularidades, los conflictos y situaciones dudosas que mancharon el acto eleccionario y actuar en consecuencia; por otro, que el perdedor, sea quien sea, acepte con altura la derrota y, todos, ganadores y perdedores, dejar de tratar a la gente con desprecio diciendo que la marcha fue “armada” por intereses espurios o que los votos en Tucumán son comprados por bolsones o por miedo. Todos deben ejercitar la escucha (escuchar a hombres y mujeres de Tucumán) para poder analizar con respeto e inteligencia, el porqué el pueblo tucumano vota como vota y cómo se puede mejorar el sistema eleccionario.