Ceños fruncidos, cejas levantadas y ojos desorbitados. Voces roncas. Hombros tensos. Los funcionarios y candidatos del alperovichismo expresaron anoche con sus gesto qué generó en el oficialismo el fallo que anuló las elecciones: sorpresa, preocupación, indignación e incertidumbre.
Pasadas las 20, la mayoría de las oficinas de la Casa de Gobierno permanecían a oscuras. En la Fiscalía de Estado, donde trabajan los abogados estatales, en cambio, bullían los empleados y letrados. A esa hora, el fiscal Jorge Posse Ponessa salió de su despacho en la planta baja a paso veloz y con cara de enojo. Afirmó a LA GACETA que no haría declaraciones porque se había excusado de la causa (su hermano, Daniel Posse, es vocal de la Corte Suprema de Justicia). Por los portones y ventanales de la sede del Ejecutivo se colaban a esa hora cánticos del festejo de un grupo de radicales que estaba en la plaza Independencia.
El gobernador, José Alperovich, se enteró del pronunciamiento en su casa. Fuentes cercanas al mandatario relataron que, enterado de la novedad -y aún incrédulo-, convocó a ministros y miembros de su entorno. Junto a Posse Ponessa y su equipo, leyeron allí los fundamentos. El concepto de “golpe de Estado” primó en los diálogos. Se definió la estrategia y el discurso oficial. De la reunión participaron la fórmula del Frente para la Victoria (FpV) para la gobernación, Juan Manzur y Osvaldo Jaldo; el ministro de Seguridad y Gobierno, Jorge Gassenbauer; la ministra de Educación, Silvia Rojkés; el secretario de Gobierno, Marcelo Caponio; el secretario de Prensa, Marcelo Ditinis; el secretario de la Legislatura, Juan Antonio Ruiz Olivares; y los parlamentarios Sisto Terán y Guillermo Gassenbauer, entre otros. Caponio, que es apoderado del FpV, fue vocero del grupo. En la puerta de la residencia, evidenció la indignación de la Casa de Gobierno. “Se ha tomado la decisión de recurrir el fallo. Es una aberración jurídica. El único órgano con facultades para declarar la nulidad es la Junta Electoral Provincial (JEP). No tenemos dudas de que hay una intencionalidad política de la Cámara en lo Contencioso Administrativo”, lanzó. Puso énfasis en la palabra “jamás” al responder si esperaban un pronunciamiento similar. “No hay antecedentes de que el Poder Judicial haya anulado una elección popular. Hay una suerte de intento de golpe de Estado por parte de la Justicia”, aseguró levantando la voz. Argumentó que llamar a elecciones en 30 días es “imposible”. “La Provincia quedara acéfala en 40 días, sin autoridades. La Corte tiene que resolver antes de que finalice el mandato (el 29 de octubre) y, si no hay un fallo que ponga tranquilidad institucional, vamos camino a la intervención federal”, adelantó.
En plena reunión, la senadora Beatríz Rojkés arribó desde Buenos Aires, donde había participado de la sesión de la Cámara Alta. Se mostró preocupada.
Poco a poco, los participantes se fueron retirando con destino a la sede del PJ, donde ya se habían congregado centenas de militantes. Entre los últimos en partir, por separado, estuvieron Manzur y Jaldo. “Esto es muy duro”, comentó Jaldo al salir. “Mantenemos el respeto a las instituciones, pero esperábamos un fallo que tendiera a mejorar el sistema electoral. Nunca se barajó la posibilidad de que no se respete la voluntad popular. Es un golpe y bajo ningún punto de vista nos quedaremos con esto”, consideró. Afirmó que se “quitaron derechos” a muchos ciudadanos electos. “El PJ entra en un proceso deliberativo y de movilización. Se está pretendiendo quitar con un fallo lo que ganamos democráticamente. Responsabilizamos a la Cámara por lo que pueda pasar”, advirtió. Cargó contra José Cano, al que denominó como “perturbador social”: “él y sus amigos de la Justicia pretenden llegar al poder mediante un fallo”. Manzur se fue después, sin hacer declaraciones.