BRASILIA.- En medio de un proceso que puede resultar en su destitución, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se encuentra a un paso de perder el respaldo de su vice Michel Temer y eventualmente el del principal socio de su Gobierno, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
La crisis entre el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y el mayor partido del país quedó en evidencia a raíz de una explosiva carta “personal”, que se filtró a la prensa. En la misiva, Temer acusa a la Presidenta de “haber mentido al decir que confía en él y el partido que preside”, y se queja por varias actitudes de Rousseff, que a su entender lo confinó al rol de “vicepresidente decorativo”.
Según medios locales, la oficina de prensa de Temer afirmó que no se trata en absoluto de una ruptura con Rousseff ni un quiebre de la alianza PT-PMDB. No obstante, las quejas relatadas por el vice hacen dudar respecto a la permanencia de esa unión bipartidaria que nació en 2003, cuando el PT llegó al poder de la mano de Luiz Inacio ‘Lula’ da Silva. Según coinciden analistas, el propio Gobierno ve en la misiva un “camino a la ruptura”, en la fórmula presidencial.
“El Gobierno evalúa que la carta de Temer (...), llena de quejas por el trato recibido por él y su partido desde 2011, representa una separación política que puede llevar a la ruptura del vice con la Presidenta”, indicó en su columna la analista del canal GloboNews, Cristiana Lobo. Agregó que para el Gobierno, “Temer se está posicionando claramente en el tablero político como polo de poder”.
El comentarista de política del portal UOL, Josias de Souza coincide con esa lectura, y señala: “La carta vale por una ruptura. Es como si el vice, cansado de su papel escenográfico, deseara sustituir a Dilma en lugar de socorrerla”.
Más allá de que el vice rompa con Rousseff y/o el PT lo haga con el PMDB, la carta cayó como una bomba en momentos en que el Gobierno debate si defiende el mandato de la presidenta.
Y fue justamente un correligionario de Temer en el PMDB, el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, el que acogió la semana pasada un pedido de destitución de la mandataria avalado por la oposición.
Además de ser el principal socio del Gobierno, el PMDB es, junto con el PT, el que tiene la mayor representación parlamentaria.
Por ello, ambos partidos tienen la mayor representación en la comisión especial que será la encargada de pronunciarse a favor o en contra de la continuidad del proceso contra Rousseff. Esa comisión está integrada por 65 diputados de todos los partidos. El PT y el PMDB tienen ocho miembros cada uno.
Si alguna esperanza le queda a Rousseff en medio a la crisis que le quita el sueño desde que asumió su segundo mandato, en enero, es la división que sacude al PMDB. El partido está segmentado en tres sectores: uno “incondicionalmente” oficialista, otro “neutral” y otro “que hace oposición”.
Pero las disputas internas en el partido por la designación de sus integrantes llevó a que la instalación de la comisión especial en la Cámara Baja fuera aplazada. Pero se trata de una esperanza con sabor a poco para la mandataria, a quien respalda cerca del 10% de la población, según sondeos. (DPA)