Si atar con alambre es una costumbre argentina, barrer la mugre por debajo de la alfombra parece no quedarse atrás. Al menos esa es la impresión que queda en las retinas de aquellos que recorren los accesos a la capital tucumana a 72 horas del paso del Rally Dakar. Hubo trabajos en la zona y los basurales se redujeron considerablemente, pero los sitios usados como vaciaderos todavía están lejos de estar limpios.
La situación detonó cuando Gabriel Patronelli, hermano de los corredores de cuatriciclos Marcos y Alejandro, escribió una serie de opiniones en su cuenta personal de Twitter. Se mostró sorprendido por la suciedad que vio como paisaje principal de la entrada a la ciudad principal de la provincia. “Que alguien se ocupe de limpiar Tucumán... en mi vida vi semejante mugre” fue una de las frases. Luego comparó los basurales y el asfalto destruido de la provincia con todo lo hermoso que había visto en Santiago del Estero y en Salta.
Si bien sus hermanos luego se reunieron con el gobernador, Juan Manzur, y le bajaron los decibeles a las apreciaciones de Gabriel, la crítica caló hondo y trajo consigo un mea culpa de las autoridades.
“Que haya trascendido es una pena, nos deja mal. Lo de la basura en Tucumán es verdad y no se puede ocultar”, expresó el ministro de Gobierno, Regino Amado, al tiempo que Manzur calificó la limpieza de los accesos como una deuda pendiente.
El intendente, Germán Alfaro, por su parte, prometió ser implacable y multar a todos aquellos que afecten la limpieza de los espacios públicos.
Visibles
Lo cierto es que en las últimas horas se vieron barredores y máquinas en las entradas a la ciudad, por lo que la situación mejoró considerablemente. Sin embargo, LA GACETA recorrió los lugares por los que transitaron algunos vehículos del Dakar y pudo comprobar que la limpieza no fue completa.
Los focos de basura, aun después de la limpieza que se realizó tras las declaraciones de Patronelli, son fácilmente divisables a ambos lados de la avenida de Circunvalación (por donde pasaron los vehículos del Dakar), en el camino del aeropuerto Benjamín Matienzo a la capital y en las márgenes del río Salí.
“Dakar todos los meses”
Tres vecinos que estaban cerca (y que prefirieron no dar su nombre) comentaron que en los últimos días cortaron el pasto, barrieron, sacaron bastante basura y hasta pintaron algunos semáforos y cordones.
“Ojalá hubiera un Dakar todos los meses. Lo mismo ocurre cuando viene algún presidente”, expresó uno de ellos.
Puntualizaron que los principales responsables de que los desechos estén ahí son los carreros, pero también arrojan desperdicios quienes circulan en autos particulares.
Autocrítica
Aunque los vecinos reclamaron más compromiso a la hora de enfrentar los basurales, coincidieron con las declaraciones que realizaron las autoridades en las últimas horas, en las que aseguraron que para mantener limpia a la provincia es necesario apelar a la responsabilidad de los ciudadanos.
“En esto los vecinos tienen parte, si no colaboran, cualquier esfuerzo se diluye”, expresó Amado.
Alfaro, por su parte, analizó que se trata de un problema cultural. En tanto, los vecinos no dudaron en admitir: “los tucumanos somos sucios”.
Viejos rencores
La problemática de los basurales parece haber abierto un nuevo capítulo en las relaciones tirantes que se evidencian entre el Gobierno de la Provincia y el municipio.
A pesar de que el gobernador exclamó que era necesario un trabajo en conjunto y el ministro de Gobierno se manifestó en idéntico sentido (”no tenemos que pelearnos por esto, sino mejorar”, enfatizó), funcionarios de la Municipalidad cargaron las tintas contra el Ejecutivo provincial.
“Le corresponde a la Provincia y a Vialidad Nacional encargarse de la limpieza de los accesos. Pero estamos encarando desde la Municipalidad la limpieza y estamos cortando el césped”, dijo Carlos Arnedo, secretario de Servicios Públicos de la gestión de Alfaro.