Atlético y Belgrano no quisieron ser más que el resto de los clásicos jugados en esta jornada de domingo que se fue e igualaron 0 a 0 en Córdoba, entregando un pobre partido.
En el primer tramo del encuentro, el “Pirata” agarró confianza primero. Mientras Atlético todavía se acomodaba a las dimensiones de un campo de juego tan grande como dañado, el local fue hasta el área de Cristian Lucchetti pero por momentos parecía que lo hacía por inercia. La jugada que evidenció más creación -por así decirlo- fue un centro pasado que tiró Sergio Luna que Fernando Márquez conectó desviado.
El equipo de Juan Manuel Azconzábal recién pudo sentirse cómodo en el Kempes en la segunda parte de la etapa inicial. Luis Rodríguez, Leandro González y Cristian Menéndez empezaron el partido en canchas diferentes de tan lejos que estaban, pero a las 20.25 se encontraron en la esquina del área de Juan Carlos Olave y comenzaron a planear cosas juntos: algún que otro pase en cortada, miradas más cómplices y lo que necesita cualquier equipo para ganar: situaciones de gol. Una.
Bruno Bianchi lanzó un pelotazo que Menéndez convirtió en una asistencia al punto del penal a “Pulguita”, cuyo remate fue bloqueado. El defensor, de volea, tuvo otra clara en el córner que surgió de la jugada anterior.
Más tarde, el “Polaco” tuvo campo para correr al primer mano a mano con Olave, pero recibió una falta y al menos generó la amarilla de Cristian Lema.
Nada del otro mundo pero en medio de un pobre partido, cualquier idea ejecutada correctamente parecía un oasis en medio de un desierto verde, aunque arenoso también.
Para cuando Mariano González bajó el telón de ese primer tiempo, el “Decano” parecía más a gusto que el dueño de casa.
Hasta ahí, la defensa “decana” se había comportado correctamente con pocos sustos en el recuento final y hasta jugando por momentos con cinco hombres, teniendo a Nicolás Romat, Bianchi y Franco Sbuttoni, como centrales. Lucchetti, a veces aparecía como líbero, anticipándose a algunas jugadas.
La llovizna que se largó no bien pitaron el final del primer acto cambió las cosas, pero al mismo tiempo las dejó en el mismo lugar.
¿Cómo fue eso? Al inicio del complemento, los cordobeses volvieron a comenzar mejor, obligando a Atlético a seguir defendiéndose bien. Si bien llegaron a cabecearle dentro del área, producto de desconcentraciones propias, y forzaron a “Laucha” a tapar un mano a mano, soportó el chubasco cordobés que esta vez trajo más peligro que en el primer tiempo. Franco Quiroga, que reemplazó a un opaco Lucas Villalba, aportó frescura recuperando algunas pelotas en el medio.
¿Y adelante? Los tres de arriba volvieron a desencontrarse. Muy lejos uno del otro no volvieron a realizar jugadas en sociedad, tanto así que no crearon una sola acción de peligro en esos últimos 45 minutos. De esa manera, el punto cada vez le iba sintiendo mejor. No podía descontarle a Estudiantes, su inmediato objetivo en la tabla, pero tampoco se le escapaba, tras su empate en el clásico ante Gimnasia.