Cuida las palabras al referirse a los miembros del oficialismo provincial en particular. No se mide, sin embargo, al subrayar las diferencias políticas que mantiene con el Gobierno en general. “Que pensemos distinto la política y que el accionar de cada uno sea diferente no significa que seamos enemigos”, enfatiza.
El secretario de Vivienda y Hábitat de la Nación, Domingo Amaya, estuvo en la provincia para anunciar las obras más importantes de construcción de casas sociales desde que asumió, en diciembre. El ex candidato a vicegobernador del opositor Acuerdo para el Bicentenario (ApB) puso en marcha la edificación de 500 unidades en Las Talitas y dio vía libre -mediante la entrega del documento llamado no objeción técnica- para el llamado a licitación de otras 900 que se distribuirán entre San Pablo y Villa Carmela. En el acto, compartió el escenario con el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador, Osvaldo Jaldo, quienes integraron la fórmula que Amaya enfrentó junto a José Cano el año pasado.
El peronista disidente dialogó con LA GACETA sobre cómo está el vínculo con el Poder Ejecutivo local. No descartó ser candidato el año que viene y consignó que Manzur y su antecesor, José Alperovich, “son lo mismo”.
-¿Mejoró la relación con la Provincia?
-No somos enemigos. Los funcionarios provinciales no se animan a dar el debate político porque saben que no tienen argumentos para sostener, por ejemplo, el sistema electoral o el presupuesto enorme de la Legislatura, de 1.700 millones, con 49 legisladores. En comparación, Córdoba con 55 legisladores tiene un presupuesto de $ 450 millones. Además, no tienen un plan estratégico de gobierno. Al de mi secretaría puedo mostrarlo y cuando fui intendente hice un plan estratégico. El monumento al Bicentenario se pudo hacer porque fue planificado. Eso no se hace de un día para el otro, gracias a Dios, Germán (Alfaro) lo pudo ejecutar y lo ayudamos desde Buenos Aires. No pude terminar el plan, pero lo avanzamos y depende de que lo continúen los que están. La Provincia no tiene ni tuvo, trabaja en la coyuntura y sólo con fines electoralistas mal interpretados. La política que aplican no es la que se debe y menos con la gente que más lo necesita.
-¿Siente que algunas cuestiones políticas están por sobre las institucionales?
-Todas. Es mi interpretación. Se prioriza el fin electoral y el mantenerse en un cargo sin pensar en la institucionalidad. No hablo mal de nadie en particular, sino de la política en general.
- ¿Mantiene la idea de ser candidato a diputado el año que viene?
-Soy funcionario y soy político. A las decisiones políticas las tomará el Presidente, Mauricio Macri. Lo que quiero dejar en claro es que nunca nos preguntan de qué color político es un intendente o el gobernador cuando se gestionan las obras. De eso se trata la política. Rogelio Frigerio, el ministro de nuestra cartera (Ministerio del Interior), dijo que todos los funcionarios somos futuros candidatos. A qué, todavía no sé.
-¿Fue notificado sobre su posible desafiliación del PJ?
-No me siento ni más ni menos peronista que nadie. Me afilien o me desafilien seguiré siéndolo. No me notificaron de nada. En la Nación hay alguien (por Macri) que no es peronista pero que tiene la mentalidad amplia y hay políticos de diversos sectores en el Gobierno.
-¿Cómo ve la vertiente peronista no kirchnerista que se está gestando?
-Los ismos, como el menemismo, el kirchnerismo, el alperovichismo y el amayismo son durante una gestión. El único ismo que tiene peso histórico y político en el PJ es el peronismo. Cada uno está buscando su espacio. No sólo está afectando al peronismo, sino al radicalismo también.
-¿Hace una distinción política entre Alperovich y Manzur?
-Para mí es el mismo proyecto político, porque no ha cambiado nada. Cuando se muestre un cambio real quizás. Pero la subyugación a los intendentes es la misma y el no respeto a la división de poderes también. Son lo mismo.
-¿Cómo es su relación con el gobernador Manzur?
-Civilizada. No soy enemigo de nadie. Creo que eso lo entienden también. Compartiremos escenarios, pero la diferencia está en cómo pensamos la política.
-Alfaro y Manzur cruzaron elogios en los últimos días ¿Qué opina de este cambio?
-No puedo opinar sobre lo que piensa el intendente Alfaro.
-¿Cómo está su relación con Alfaro?
-Bien. Es buena. Compartimos 12 años, así que es una amistad. No me entrometo en la gestión para nada; si puedo ayudarlo, como a todos los demás intendentes, lo hago.
Controles
-A partir de los casos Baéz y López, ¿se ajustaron los controles en la obra pública?
-Los sistemas de control que tiene el estado nacional están obsoletos. Mediante el área de Modernización se está trabajando para que haya nuevos. En el caso nuestro, ¿cómo podemos controlar 60.000 viviendas que están reanudándose en el país e innumerable cantidad de módulos? La idea es aplicar nuevas tecnologías y que cada obra se georreferencie. Podemos hacer un control satelital de los avances y hacer la última inspección física donde haya dudas. Los sistemas de procedimientos también hay que digitalizarlos, porque hay una gran cantidad de expedientes y de papeles. No cambiará de un día para el otro, pero está la decisión política de hacerlo.
-Además de las obras anunciadas el viernes ¿qué otras hay previstas para Tucumán?
-Tucumán tiene en Yerba Buena, para urbanizar, San José, una obra importante en la que resta que se terminen los papeles. En San Miguel de Tucumán hay dos proyectos de 240 millones que deben ser completados, sobre urbanizaciones de barrios vulnerables. Para Concepción ya está el primer pedido de pago para el desembolso. Lules presentó uno de los mejores proyectos, en tiempo récord, para mejoramiento de barrios. Este tipo de trabajos incluye espacios verdes, playones deportivos, núcleos de desarrollo e innovación, veredas, agua, cloacas, calles e iluminación.