“Nosotros lo conocíamos a ese chango, vivía allá arriba”, dijo un niño y señaló con su dedo índice la barriada que se extendía en lo alto, al costado del río Salí. Allí, una hilera interminable de personas parecía hipnotizada por las tareas que realizaban los peritos, abajo, al borde del agua. Los policías hacían malabares con una lona negra para que no pudieran ver el cadáver, pero no lograron evitar las miradas de los chicos que habían llegado a caballo y cuchicheaban entretenidos a escasos metros del cuerpo.
Los niños, al igual que el joven fallecido, eran del barrio La Milagrosa, en Banda del Río Salí. A esa altura del río habían encontrado el cuerpo, pasadas las 8 de ayer. El autor del hallazgo fue un cuñado de la víctima, quien salió de su casa por la mañana, miró hacia abajo y desde allí observó que había un cadáver junto al río. Cuando se acercó, confirmó que se trataba de Ramón Antonio Molina, a quien la familia estaba buscando desde el día anterior.
Molina, quien era conocido en la zona como “El Pelado”, tenía 24 años y -según informaron fuentes de la investigación- contaba con varios antecedentes por robos.
El joven fue acribillado: las fuentes estimaron que tenía entre cinco y ocho heridas de arma de fuego, distribuidas en la cabeza, el abdomen, la espalda y los brazos.
Dos bandos
Tras analizar el lugar, los investigadores se mostraron convencidos de que no fue esa la escena del crimen. Por el contrario, creen que el joven fue asesinado en otro lugar y que luego depositaron el cadáver en las márgenes del río, justo a la altura de donde vive la familia de “El Pelado”, como llevándole un mensaje mafioso.
Una primera hipótesis apunta a un caso más de enfrentamientos entre dos familias, como los Toro y los Carrión, en Villa 9 de Julio, o los Reyna y los Farías, en La Bombilla. Al igual que en esos dos casos, también estarían involucrados negocios relacionados con la droga.
Hasta ayer, el principal sospechoso era un tal “Mono”, aunque no descartaban que hayan estado más personas involucradas en el crimen. Las fuentes contaron que el hombre había estado cumpliendo una condena por haber asesinado al padre de “El Pelado” y que salió del penal de Villa Urquiza hace un mes aproximadamente. “En algún momento hubo una seguidilla de homicidios entre ambas familias”, relataron las fuentes. Esa violencia habría recrudecido en las últimas semanas.
El último enfrentamiento entre ambos bandos se habría producido durante el fin de semana. Por eso, cuando el lunes los Molina advirtieron que “El Pelado” no había regresado a su casa, se presentaron en la comisaría de Banda del Río Salí para dejar constancia de su desaparición. “Ese día, todo el mundo salió a buscarlo y no lo pudieron encontrar. Incluso se recorrió la zona donde después apareció el cadáver”, comentaron las fuentes.
Otras posibilidades
Pero los investigadores también barajan otras posibilidades. Una segunda hipótesis indica que “El Pelado” sería adicto a las drogas y que habría intentado sustraerle mercancía o dinero a un “transa” de la zona. Enterado de la situación, el jefe de la organización habría decidido que se le diera una lección ejemplificadora para que todos supieran qué les pasaría si se atrevieran a hacer lo mismo. A eso se debería la saña con la que actuaron los homicidas, quienes le dispararon varias veces y lo remataron con un tiro en la nuca.
Otra versión que se manejó en la pesquisa fue que la víctima habría intentado robar la droga que otro adicto acababa de comprar y que esa situación derivó en una pelea que condujo al crimen. Sin embargo, la mayoría de los investigadores descartaron esa posibilidad debido a que no concuerda con la cantidad de disparos y el nivel de violencia de la que fue víctima “El Pelado”.
Una última hipótesis, todavía más débil que la anterior, apuntaba a que Molina haya tratado de cometer un robo en alguna vivienda de la zona y que su víctima haya decidido hacer justicia por mano propia, con la ayuda de otras personas. Pero el hecho de que el cadáver haya sido arrojado al frente de su casa habla de un enfrentamiento más personal, de un conocimiento que tenían los homicidas de la víctima, acompañado por otro tipo de mensaje.
No obstante, todas esas posibilidades son analizadas por la fiscala Adriana Reinoso Cuello y por el personal de la Fiscalía de Instrucción de la VIII° Nominación. Además, personal de la división Homicidios de la Policía ya cuenta con instrucciones precisas tendientes a resolver el caso.