Paula Pareto saldó la cuenta pendiente que registraba su brillante carrera y se transformó en la primera mujer argentina de la historia que se consagró campeona olímpica. Lo consiguió al vencer a la coreana Bokyeong Jeong en Río de Janeiro, ciudad a la que jamás olvidará.

La “Peque” protagonizó una jornada perfecta en el Arena Carioca 2, donde eliminó a la rusa Irina Dolgova, a la húngara Eva Csernoviczki, a la japonesa Ami Kondo y a Jeong para alzarse con su segunda presea olímpica después del bronce en Pekín 2008.

Favorecida por su condición de tercera preclasificada, Pareto comenzó su recorrido directamente en octavos de final, instancia en la que sacó por ippon (equivalente al nocaut) a Dolgova. Como es su costumbre, Pareto salió por la victoria desde el primer segundo, buscando derribos desde todas las posiciones para poner de espalda contra el tatami a la rusa, que sólo atinaba a defenderse.

Una primera ventaja inicial logró la argentina con un yuko, aunque luego el combate ingresó en un momento de suspenso por la amonestación que también le aplicó el juez. Sin embargo, en una toma de contraataque logró su segundo yuko y cambió los planes de Dolgova, que tuvo que salir a buscar, como mínimo, un waza-ari para seguir en la competencia.

Como respuesta, la “Peque” logró el ippon a falta de 40 segundos y sorteó con éxito la presión del debut, a la espera del choque de cuartos con la húngara.

A Csernoviczki “Peque” no le dio tiempo ni espacio para que pudiera ejecutar su plan de combate. Con altísima concentración, doblegó a una adversaria que mostraba gestos de dolor en el cuádriceps izquierdo y se aseguró el boleto a la semifinal con un waza-ari.

Después de un receso de más de dos horas, Pareto chocó en semifinales con Kondo, segunda del ranking mundial, ya sabiendo que la brasileña Sarah Menezes (campeona olímpica) y la mongola Urantsetseg Munkhbat, número 1 del escalafón, estaban eliminadas.

“Peque” estudió a su rival, no dio flancos para ser atacada e hizo la diferencia con un waza-ari para instalarse en la final y asegurarse la medalla en la primera jornada de competencia oficial.

El combate decisivo tuvo una alta tensión y demandó una lúcida maniobra defensiva de Pareto para evitar un ippon. Luego estuvo detenido cuando sufrió un corte en el labio inferior, producto de un golpe sin intención de la coreana.

Cuando corrían 1’58”, “Peque” tomó ventaja con otro lance en respuesta a la reacción del público brasileño, que comenzaba a alentar la asiática.

Esa diferencia la mantuvo con la misma fiereza que mostró en el comienzo del día. Consumada la consagración, corrió a los brazos de su entrenadora, Laura Martinel, y luego se abrazó a familiares y fanáticos presentes en el estadio donde pasó a la posteridad.

PUNTO DE VISTA
Su humildad se plasmó en el tatami
Juan Pablo Soria Ferullo, entrenador del Tucumán Yudo Club
Es histórico lo que Paula Pareto hizo. Ya era histórico su bronce en Pekín, pero esto es increíble. No creo que alguien pueda igualarla dentro del yudo. 
De las cosas que más destaco de ella es su humildad. No vas a encontrar una nota previa a los Juegos en la que prometiera ganar una medalla. Se mantuvo en silencio y eso se plasmó en el tatami. 
Técnicamente lo mejor que tiene es su ritmo. Es muy rápida y está activa desde el comienzo hasta el final. Eso incomoda mucho. Además, tuvo la suerte de que le tocaron dos primeras peleas más accesibles de lo que se preveía. Su medalla le sirve a los jóvenes porque los estimula y significará apoyo para nuestro deporte.

PUNTO DE VISTA

Su humildad se plasmó en el tatami

Juan Pablo Soria Ferullo, entrenador del Tucumán Yudo Club

Es histórico lo que Paula Pareto hizo. Ya era histórico su bronce en Pekín, pero esto es increíble. No creo que alguien pueda igualarla dentro del yudo. 

De las cosas que más destaco de ella es su humildad. No vas a encontrar una nota previa a los Juegos en la que prometiera ganar una medalla. Se mantuvo en silencio y eso se plasmó en el tatami. 

Técnicamente lo mejor que tiene es su ritmo. Es muy rápida y está activa desde el comienzo hasta el final. Eso incomoda mucho. Además, tuvo la suerte de que le tocaron dos primeras peleas más accesibles de lo que se preveía. Su medalla le sirve a los jóvenes porque los estimula y significará apoyo para nuestro deporte.