Laurie Goodstein / The New York Times
El papa Francisco canonizará a la madre Teresa el 4 de septiembre en Roma. Conocida como la santa de Calcuta, fundó órdenes religiosas de mujeres y varones que sirven a los pobres en más de 130 países. Con todo, la Iglesia requiere que alguien recopile evidencia de milagros y presente los argumentos de que es merecedora de que se la admita en el panteón de los santos. Ese alguien es el reverendo Brian Kolodiejchuk, sacerdote canadiense miembro de los Padres Misioneros de la Caridad, orden fundada por la madre Teresa. Poco después de que murió, en 1997, a los 87 años, él fue nombrado postulador en el caso para la santidad de la monja.
Kolodiejchuk pasa parte de su tiempo en Roma y parte en la casa de los Misioneros de la Caridad en Tijuana, México. Es, también, editor del libro “A call to mercy: hearts to love, hands to serve” (Un llamado a la misericordia. Corazones que amar y manos que servir), elaborado a partir de las enseñanzas de la madre Teresa y de testimonios sobre su vida. Lo entrevistaron en agosto, antes de irse a Roma para preparase para las ceremonias de canonización. Esta entrevista se editó y condensó.
-¿Cómo conoció a la madre Teresa?
- Mi hermana se unió a las Hermanas Misioneras de la Caridad en 1976 y un año después, mis padres y yo fuimos a Roma a verla. Durante una misa con el primer grupo de Hermanos Contemplativos, la madre Teresa le puso un prendedor de cruz a un sacerdote y a seis seglares. Los hombres de los MC usan la cruz sobre el corazón y las mujeres, en el hombro (para abrochar el sari). Después de la misa, cuando nos despedíamos, la madre Teresa me dijo: “Oh, me gustaría prenderte una cruz a ti también”. Yo solo tenía 21 años y era la madre Teresa la que estaba hablando, y estaba tan asombrado, que no dije nada. A la mañana siguiente, después de la misa en el convento de San Gregorio, fui lo suficientemente valiente como para acercarme a la madre y preguntarle qué había querido decir. Me invitó a que me uniera a los Hermanos. Eso hice.
- Se requiere de dos milagros para establecer la santidad, uno para la beatificación y otro para la canonización ¿Cómo hace para encontrar ambos?
- Se parece más a estar aguardando y esperando que la gente informe algo. El primero, el milagro para la beatificación, fue Mónica Besra, de Bengala, India. Mónica tenía un tumor, en el abdomen. Su familia había intentado distintas cosas y nada estaba funcionando. La llevaron con las Hermanas, quienes la llevaron al médico. Este la mandó a su casa el 31 de agosto de 1998. Prácticamente, se estaba muriendo. El 5 de septiembre, en el primer aniversario de la muerte de la madre Teresa, la hermana superiora tomó una medalla de María que había estado en contacto directo con el cuerpo de la madre Teresa en el momento del funeral, la colocó en el abdomen de Mónica e hizo una oración muy sencilla: “Madre, hoy es tu día. Tú amas a los pobres. Haz algo por Mónica”. Eso fue como a las cinco de la tarde del sábado. A la una de la mañana del domingo, cuando Mónica se despertó para ir al baño, descubrió que tenía el vientre plano. El domingo por la mañana, las hermanas la vieron levantada y barriendo con una escoba.
-¿Pero, qué prueba hay de que realmente se trató de un milagro y de que no hubiera ninguna explicación médica ni científica?
- Son bastante estrictos en estas cosas. En Brasil, a un postulador que conozco por otra causa de santidad le rechazaron el milagro presentado. En el caso de Mónica se consultó a 11 médicos y solo uno era católico. El resto era hindú. No les preguntas a los doctores si se trató de un milagro. Solo les dices: “¿Me puede explicar esto médicamente?”.
- ¿Por qué pasaron 10 años entre el primer milagro y el segundo?
- Hubo otros casos, pero cuando consultábamos con los médicos, estos decían: “Puede suceder naturalmente”. Tuve otro caso. Pero la suegra del presunto beneficiario del milagro me escribió para decirme que todo el año él había estado rezando al Padre Pío. ¿De quién era el milagro, de la madre Teresa o del Padre Pío?
El segundo milagro ocurrió, finalmente, en Brasil. Esta vez se trató de un hombre, Marcilio. Su esposa empezó a rezarle una novena a la madre Teresa, y les pidió a sus familiares que hicieran lo mismo. El 9 de diciembre, a las dos de la mañana, Marcilio tuvo un dolor de cabeza insoportable y entró en coma. Estuvo cerca de morir. El doctor, finalmente, lo llevó al quirófano para drenarle la cabeza, pero no pudo hacerlo. Entonces se fue a buscar la ayuda de un colega. Cuando regresó se encontró con que Marcilio estaba despierto y sin dolor. Y le preguntó: “¿Qué estoy haciendo aquí?”. Ese día le habían hecho un encefalograma. El día 13 le hicieron otro. Y todos los cirujanos que vieron ambos estudios afirmaban que nadie podía pasar de un estado al otro. La hidrocefalia que sufría parecía haber desaparecido.
- La madre Teresa fue acusada de administrar instalaciones que ofrecían una atención de baja calidad, así como de quedar bien con dictadores como Enver Hoxha de Albania y Jean Claude Duvalier de Haití. ¿Se examinaron estos alegatos en el proceso de santificación?
- Oh, sí. De hecho, llamaron a Christopher Hitchens como testigo. Cuando estábamos preparando el caso real, la gente que estaba ayudando y yo mismo vimos la película “Hell’s Angel” (El ángel del infierno) y leímos su libro “Missionary Position” (La posición del misionero). Hay que tomarlos en serio. Sin embargo, parte es solo información equivocada. La madre Teresa nunca recibió dinero de Duvalier. Y, en la película, Hitchens presentó a la madre yendo a la tumba de Enver Hoxha. ¿Qué estaba haciendo allí? Los hechos son que ella había pedido ver las tumbas de su madre y su hermana, y escoltas del Gobierno la condujeron hasta la de Hoxha sin decirle nada. Luego ella pregunta: ¿ahora puedo ir a la tumba de mi madre y de mi hermana? La traductora albanesa, que también dio su testimonio, dijo: “Nosotros, en Albania, sabemos que a cualquier extranjero que estaba de visita lo llevaban a la tumba de Enver Hoxha”. Era parte del protocolo.
- En la India, hay cierto resentimiento de que la madre Teresa hiciera de Calcuta un sinónimo de pobreza.
- No es que la madre quisiera concentrarse en la pobreza de Calcuta. Es solo que allí es donde empezó. Después de la India, el país que cuenta con más casas de los Misioneros de la Caridad es Estados Unidos. Ella decía que la mayor pobreza es ser rechazado, indeseado y desamparado, que esa es una pobreza a la que es más difícil y más duro de llegar.
- Las cartas y escritos privados de la madre Teresa revelan que sufrió durante décadas por una dolorosa ansiedad porque creía que Dios la había abandonado. ¿Ese tipo de sufrimiento espiritual es un prerrequisito para la santidad o un obstáculo?
- En el Positio -en latín, los argumentos por escrito en los que se examina cómo la madre Teresa vivió su vida cristiana- hicimos un capítulo especial sobre la oscuridad porque era una característica muy distintiva. Tuvimos que examinarla a la luz de la tradición mística. No era sorprendente que ella la tuviera porque otros santos lo habían tenido. Lo que fue realmente más sorprendente es que pasó tanto tiempo, casi 50 años. Vivir así es heroico. Semejante experiencia habría hecho pedazos a cualquier persona inmadura. Estaba sufriendo esa soledad, esa sensación de ser rechazada e indeseada en su relación con Jesús, pero era solidaria con otros que, de alguna forma, estaban viviendo esa sensación de soledad y de rechazo; se identificaba con ellos.
- Debe ser satisfactorio para usted ver que la declaren santa.
- Han pasado 17 años, desde 1999. Será bueno estar parado ahí el domingo 4 por la mañana. El rito de canonización en sí mismo se realiza antes de que comience la misa. El prefecto a cargo de la Congregación de los Santos hace la solicitud oficial y yo estoy parado junto a él. Afortunadamente, no tengo que abrir la boca.