RÍO DE JANEIRO.- Ya sea en la ceremonia de apertura, en la pista o en el pabellón de judo, y con la salvedad de los atletas locales, nadie recibió tanto apoyo por parte del público como los 10 deportistas del equipo de refugiados que compitió bajo la bandera del Comité Olímpico Internacional (COI).
“Quiero decirles a todos que ser refugiado no es una mala palabra. Somos personas y podemos hacer muchas cosas buenas”, aseguró la nadadora Yusra Mardini, que nació en Siria hace 18 años, pero vive en Berlín. Ganó su serie de los 100 metros mariposa por delante de otras dos nadadoras, con un registro de 1:09,21 minutos. Igualmente, estuvo lejos de la final. “Siria y Alemania son mi hogar. Y ahora también el COI. Tengo tres casas”, festejó Yusra.
Paulo Amotun, nacido en Sudán del Sur, vive en Kenia y finalizó 11° en su serie de los 1.500 metros, resultado que no le alcanzó para avanzar a la siguiente ronda. “Yo era uno de esos refugiados en el campamento y ahora estoy aquí y conseguí algo especial”, relató.
Rami Ani, nadador sirio que se irá a Bélgica, finalizó sexto en su serie de los 100 metros libres y octavo en 100 mariposa. “Cuando caminábamos, wow... Los gritos de la gente eran algo muy fuerte”, documentó su experiencia en Río Ani.
Yiech Pur Biel es de Sudán del Sur pero ahora vive en Kenia. Corrió los 800 metros, fue 8° y no pasó de ronda. “Aunque no gane el oro, la plata o el bronce, le puedo mostrar algo al mundo: que los refugiados podemos alcanzar metas”, expresó.
Otro nativo de Sudán del Sur que se irá a Kenia es James Nyang Chiengjiek. Con 52,89 segundos en los 400 metros finalizó último en su serie.
Yonas Kinde, etíope el hombre, aunque ahora residirá en Luxemburgo, terminó 90 en el maratón. Su entrenamiento no fue el mejor. “Me entrenaba una vez al día, pero cuando supe que podía ser olímpico, empecé a hacerlo dos veces”.
Popole Misenga, del Congo, se quedará a vivir en Brasil. El judoca de 24 años ganó su primer combate en hasta 90 kilos ante el indio Avtar Singh, pero en octavos de final cayó ante el surcoreano Gwak Gong-Han, campeón del mundo. “Estoy muy feliz porque ahora todo el mundo sabe qué es el equipo de refugiados”, remarcó. A diferencia de Misenga, Yolande Bukasa no tuvo suerte en Judo. La congoleña duró un minuto en el tatami: perdió por ippon ante la israelí Linda Bolder, en 70 kilogramos.
Anjelina Nadai Lohalith es de Sudán pero residirá a Kenia: a los 23 años completó los 1.500 metros en el último puesto en su serie. Su sueño es ganar dinero a través del deporte para lograr una vida mejor para su familia.
Por último, Rose Nathike Lokonyen, también de Sudán del Sur y que se irá a Kenia, corrió la eliminatoria de los 800 metros (fue 7°) junto a la sudafricana Caster Semanya, quien luego se proclamó.