Por Rukmini Callimachi, de The New York Times
ALEMANIA.- Creyendo que estaba respondiendo a un llamado sagrado, Harry Sarfo dejó su hogar en Bremen -ciudad de clase obrera alemana- el año pasado, y manejó por cuatro días seguidos para llegar a un territorio controlado por el Estado Islámico en Siria.
Apenas tuvo tiempo de asentarse en el lugar cuando miembros del servicio secreto del ISIS se le acercaron, usando máscaras que cubrían sus caras, para informarle a él y a su amigo alemán que ellos ya no necesitaban europeos en Siria. Donde realmente eran necesarios era en Europa, donde ayudarían a esparcir el terrorismo alrededor del globo.
"Él estaba hablando de la situación abiertamente, diciendo que tenían un montón de gente viviendo en Europa y esperando las órdenes para atacar a los europeos", contó Sarfo en una entrevista que el New York Times le realizó en la prisión de máxima seguridad de Bremen. "Y eso fue antes de los ataques a Bruselas y París".
Sarfo dijo que empezó a dudar de su alianza con el ISIS durante su entrenamiento, después de ver lo cruel que eran sus reclutadores con quienes no podían mantener el ritmo de los ejercicios. Hacer un video de propaganda fue su desilusión final, dado que cada escena tuvo que ser grabada varias veces. Cuando él estaba en Alemania, y se inspiraba viendo esos videos, pensó que eran reales, no montados.
Así las cosas, empezó a pensar en su escape, que le llevó semanas e incluyó correr y arrastrarse en un campo de barro, antes de lograr cruzar la frontera hacia Turquía. Fue arrestado en el aeropuerto de Bremen, el 20 de julio de 2015 y voluntariamente confesó. Ahora está cumpliendo tres años en prisión, por terrorismo. Detrás de las rejas, decidió contar su experiencia.