Las banderas verdes de ATE ondearon sobre el puente Lucas Córdoba, que une la capital con la Banda del Río Salí. El tránsito estuvo cortado por algunas horas durante la mañana. Las puertas de las escuelas estatales permanecieron desiertas, sin bullicio ni gentío. Lo mismo sucedió en algunas facultades y dependencias de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Esas son las imágenes que grafican el impacto que tuvo el paro nacional. La medida de fuerza había sido convocada por ATE y por gremios de la educación y de la salud para todo el país. En la provincia, tuvo características particulares porque sólo los docentes estatales y los universitarios llevaron adelante la huelga.
Los diversos sectores coincidieron en dos puntos: reclamar la reapertura de las paritarias y el cese de los despidos. Además, cada uno expresó sus reivindicaciones particulares a los gobiernos nacional y provincial.
Sin clases
David Toledo, de ATEP, consignó que el acatamiento fue “prácticamente total” en las escuelas, de acuerdo con los relevamientos de los delegados del gremio. ATEP es una de las entidades de base de la Ctera, que había llamado a la huelga. En el ámbito local, conforma el Frente Gremial Docente, junto con AMET y APEM. Reclamaron por la reapertura de las paritarias y por el cambio en el rumbo económico del Gobierno nacional.
Ariel Osatinsky, de Adiunt, afirmó que el 80% de los educadores universitarios de facultades y escuelas experimentales se sumaron a la protesta. Realizaron un acto en el patio de la facultad de Ciencias Naturales. Entre los pedidos que hicieron se encuentra un porcentaje adicional de aumento de sueldo y que el presupuesto 2017 para las universidades sea mayor al previsto ($75.000 millones, $20.000 millones más que el actual). El acto se realizó en el predio de la Fundación Lillo porque, afirmó, allí hay 120 empleados contratados, en su mayoría investigadores, cuyos puestos corren peligro.
Sadop, gremio docente privado, realizó un acto callejero en Muñecas y Mendoza, frente a la Escuela Normal, para exigir que se rediscutan los salarios. Sin embargo, en los colegios no se afectó el dictado de clases.
Los dirigentes de ATE se ubicaron en la subida al puente Lucas Córdoba, del lado de la capital. Una centena de ellos, ataviada con remeras verdes, cortaron el tránsito hasta pasado el mediodía. Exhibieron carteles de repudio a los despidos y a la inflación.
“No vemos ninguna posibilidad de mejora para los trabajadores ni para los desocupados. Ni hablar de los jubilados, que están pasando por una situación lamentable. Todos fueron estafados porque ganaron y se olvidaron de las promesas (por el macrismo). La CTA autónoma y ATE estaremos en la calle”, rechazó Marcelo Sánchez, titular del sindicato.
“Los más humildes llegaremos a desaparecer”, lamentó Dionisia Villagrán, una empleada municipal de la capital. Sánchez advirtió sobre la situación precaria de empleados de oficinas nacionales en la provincia. Elizabeth Aguilar, empleada de Desarrollo Social de la Nación, explicó que ella y la mayoría de sus compañeros tienen contratos anuales en planta transitoria. “Somos 1.500 familias en total que estamos precarizadas. Muchos fueron despedidos. Estamos afrontando un fin de año de angustia. Pedimos la reincorporación de los despedidos, el pase a planta y la reapertura de paritarias”, consignó. En esta situación están trabajadores de Desarrollo Social, del Inadi, del Conicet, del Senasa y de Agricultura Familiar, entre otros.
Omar Norry, delegado del Senasa, recordó que hace 10 días que están de paro por los recortes de presupuesto en el área que efectúa controles fitosanitarios. En Tucumán suman 200 los trabajadores en situación precaria.