Cambian las caras, pero el color sigue siendo, con matices, el mismo desde 1982. La alianza oficialista Alberdi-Moreno-Belgrano se aseguró ayer cuatro años más de conducción del Colegio de Abogados de la Capital. El conglomerado gobernante se quedó con la silla más importante en disputa, la presidencia de la entidad intermedia, que ejercerá el “morenista” Marcelo Billone hasta 2020. Los números parciales del trabajoso recuento “postulante por postulante” anticipaban que la mayoría tenía chances altas de quedarse con los otros 16 puestos sometidos a elección: los ocho del Tribunal de Ética y Disciplina y la mitad del Consejo Directivo.
Las nuevas autoridades tomarán posesión de sus respectivos cargos el próximo 6 de diciembre. Los mandatos tienen carácter ad honorem, y vencen en 2020 en el caso de los consejeros directivos y en 2018 en el supuesto de los integrantes del estrado de Ética.
Tal y como había ocurrido ya en los comicios recientes de la Caja de Previsión y Seguridad Social de Abogados y Procuradores de Tucumán, la división de la oposición favoreció a la oferta oficialista. Si las listas “General San Martín” y “Unidad y Consenso” se hubiesen fusionado, los retadores de la conducción actual e histórica habrían -posiblemente- festejado. Los guarismos provisorios advierten que la mayoría votó por el cambio, pero la fragmentación de la propuesta impidió que aquel anhelo se impusiese (en esencia, se repitió el escenario de septiembre, cuando la lista del Colegio tomó el control de la Caja gracias a las restas recíprocas de las otras dos opciones alternativas). En la categoría “presidente”, el ex verde José Bulacio, cabeza de “Unidad y Consenso”, ocupó el segundo puesto mientras que Bernardo Lobo Bugeau (“General San Martín”) salió tercero y último.
La mañana lluviosa aparentemente incidió en la convocatoria de electores. Más de un abogado habría preferido no mojarse, a juzgar por los datos tentativos de participación. Votó alrededor del 50% del padrón (compuesto por 4.885 profesionales con la matrícula al día), cifra que implica una caída de al menos 10 puntos porcentuales respecto del nivel histórico, según Javier Peyrel, presidente de la Junta Electoral ad hoc (María José Manes y Fernando Alberti completaron el órgano de fiscalización de los comicios). En 2012 sufragó el 62% de los letrados empadronados, claro que entonces existía una motivación extra que en este turno apareció diluida: el interés del entonces Poder Ejecutivo en poner un pie en el Colegio de Abogados, una de las pocas instituciones -si no la única- que levantó el perfil crítico durante la gestión de José Alperovich. Este jueves, de hecho, algunos nostálgicos añoraban esa época de choques antológicos entre los que se reivindicaban como abogados independientes y los que gozaban del beneplácito del poder político.
El modelo de la confrontación ha dado paso al discurso que alerta sobre el deterioro de una profesión sometida a la mora judicial endémica. Desde hace ya casi una década y en términos casi absolutos, ser juez e incluso funcionario tribunalicio resulta mucho más rentable desde el punto de vista económico que litigar del otro lado del mostrador.
Pese a esta pauperización de la abogacía, los profesionales siguen apostando por la dirigencia tradicional, que otra vez triunfó apegada a la receta que privilegia la rotación interna sobre la reelección. Aunque miembro del elenco estable de padrinos oficialistas “cincuen-sesentones”, Billone dedicó su triunfo a las nuevas camadas de militantes. “La campaña me rejuveneció”, admitió mientras se desarrollaba el escrutinio en el que Francisco García Posse, el presidente saliente, hizo las veces de fiscal de la agrupación gobernante (Diego Vals, ex presidente del Colegio de Abogados del Sur, actuó como autoridad de mesa). Luego, más afianzado en la victoria, Billone añadió: “rescato la tranquilidad de haber hecho bien los deberes. Constituimos una lista integrada por colegas mayoritariamente jóvenes y sin antecedentes en la historia gremial, pero con un gran compromiso en pos de concretar las propuestas de la campaña”.
Más tarde, Bulacio lamentó no haber podido cerrar un acuerdo con la lista “General San Martín” que promovió Rodolfo Gilli, prosecretario con mandato hasta 2018 y dirigente escindido del conglomerado gobernante. “La ‘San Martín’ representa a un grupo de abogados muy enojado con el Colegio. Nosotros captamos el voto del colega independiente y eso nos reconforta. La gente que ha ganado es muy buena: nos toca acompañarla en una oposición constructiva y hacer que cumpla los compromisos de la campaña. Estoy muy orgulloso por el equipo que armamos y muy agradecido por el trabajo realizado”, meditó. Lobo Bugeau interpretó que su agrupación había logrado el objetivo de volver al ruedo luego de años de abstención: “el apoyo conseguido avala el trabajo de Gilli, que aún tiene dos años de gestión por delante. Las listas opositoras no logramos compatibilizar nuestros programas: entiendo que el oficialismo sigue ganando porque, más allá de las diferencias, gestiona el Colegio en forma ordenada”.
Con Bulacio.-Aunque en una posición periférica, Fernando Rogel Chaler volvió a jugar con la oposición. El funcionario del Poder Ejecutivo, y hombre de confianza de la secretaria de Gobierno y Justicia, Carolina Vargas Aignasse, hizo explícito su apoyo por “Unidad y Consenso”, y recordó que su amistad con el candidato presidencial José Bulacio (retrato) había superado todo tipo de diferencias políticas. Rogel Chaler, que en 2012 encabezó la agrupación “Abogados Agremiados”, observó los comicios desde una mesa del bar del Colegio de Abogados de la Capital. La subsecretaria Fernanda Trejo compartió el café y la conversación. En esa mesa coincidieron en que habían quedado atrás las épocas “excitantes” en las que el interés del Gobierno salpimentaba la renovación de autoridades de la entidad intermedia.
Con Lobo Bugeau.-Muchas cosas han cambiado en los últimos cinco años. Amancio Petray, por ejemplo, ya no navega en el mismo barco que Rogel Chaler, con quien supo liderar la cruzada “agremiada”. El ex asesor de Beatriz Rojkés de Alperovich trabajó este jueves para la lista “General San Martín”, que llevaba como postulante a la presidencia a Bernardo Lobo Bugeau (retrato). Petray, que el año pasado intentó llegar a la Legislatura por medio de una nómina vinculada al alperovichismo, confimó ayer que abandonó a “Betty” y al sector que gobierna la provincia desde 2003. Petray explicó que vive de la profesión y que milita en las filas de José Cano, el político a cargo del Plan Belgrano.
Con Billone.- Martín Tello, representante de los abogados del sur en el Consejo Asesor de la Magistratura, fue un promotor activo de la agrupación oficialista Alberdi-Moreno-Belgrano. El consejero siguió de cerca los comicios que confirmaron la supremacía del sector que de un modo u otro conduce el Colegio desde los años 80. Tello animó la mesa de café de los colegas de Concepción y Monteros que viajaron a la capital especialmente para depositar su sufragio. Otra que colaboró con la victoria de la lista de Marcelo Billone fue Adela Seguí, decana de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán.