Un subcomisario es el único de cinco policías que está detenido, bajo sospecha de cobrar un soborno para dejar en libertad a un acusado de violencia de género.
La fiscala Adriana Giannoni ordenó el lunes 26 que detuvieran a un hombre por haber agredido a su mujer, pero el personal de la seccional 9° le comunicó que no pudieron cumplir con la orden. Sin embargo, al día siguiente se presentó la víctima en la Fiscalía VIII para denunciar que el acusado le enviaba mensajes amenazantes desde el calabozo donde estaba alojado. En Tribunales trataron de calmar a la mujer diciéndole que era imposible, ya que los uniformados no habían detenido al acusado. La mujer, según fuentes judiciales, insistió con la versión y ofreció varios testigos para confirmar sus dichos.
Un empleado fue hasta la dependencia policial para investigar el caso. Allí encontró un acta en la que se afirmaba que el buscado no había sido detenido. Luego, en base a los datos aportados por la víctima, entrevistaron a varias personas en la zona donde vivía el hombre. Todos coincidieron: vieron al acusado subirse esposado en la camioneta de la Policía. La fiscala pidió que se arrestara al subcomisario y al agente que aparecían en el acta de procedimiento.
Un giro
Con el correr de los días, Giannoni sumó más pruebas en contra de los acusados. Por ejemplo, a través del GPS que tienen instalados los móviles, descubrió que los sospechosos habían estado en las casas de las personas que habían firmado el acta de los testigos.
Días después, el personal de Delito contra las Personas, detuvo al hombre. Cuando declaró reconoció que había pagado una suma de dinero para que lo dejaran en libertad.
Sin embargo, fue su hermana la que aportó la mayor cantidad de detalles sobre lo que había ocurrido. Según consta en el expediente, la joven declaró que el subcomisario y cuatro policías se presentaron en el domicilio de su madre para explicarle que estaban buscando al acusado y que tendría graves problemas si es que no se entregaba.
Reconoció además que el uniformado -que sería el subjefe de la seccional 9°- le pidió $10.000 para no informar a la fiscalía su detención y le aclaró que el dinero lo debía entregar en la dependencia, donde trasladaron al joven que era buscado. Ella, en Tribunales, se presentó ante los uniformados para avisarles que sólo había juntado $4.000 y que no podía reunir más. Los policías -dijo- terminaron aceptando esa cifra y liberaron al acusado. La joven relató además que cuando el caso salió a la luz, los efectivos denunciados se presentaron en su domicilio para amenazarla de que algo malo le podía pasar. La fiscala pidió la detención de los cinco denunciados, pero el juez sólo le aceptó que el subcomisario permanezca tras las rejas. También ordenó que se dictara una medida de prevención a favor de la chica y de su familia, planteo que también fue aceptado por el magistrado.
Por otra parte, más allá de la investigación judicial, desde la Policía se informó que se inició un proceso interno para definir cuál será el futuro sel subcomisario.