Conducir por una gran metrópolis representa, para muchos, un dolor de cabeza. Bocinazos, encierros de otros vehículos y las paradas repentinas por los semáforo son el condimento de un viaje muy singular, más en una ciudad superpoblada como Manhattan, en Nueva York, Estados Unidos.
Este conductor logró lo imposible al conseguir llegar a su destino sin detenerse, cruzando 240 semáforos en luz verde, sin una sola parada. El hecho ocurrió pasada las tres de la mañana en una ciudad con casi todos sus habitantes durmiendo.
Conducir por una gran metrópolis representa, para muchos, un dolor de cabeza. Bocinazos, encierros de otros vehículos y las paradas repentinas por los semáforo son el condimento de un viaje muy singular, más en una ciudad superpoblada como Manhattan, en Nueva York, Estados Unidos.
Este conductor logró lo imposible al conseguir llegar a su destino sin detenerse, cruzando 240 semáforos en luz verde, sin una sola parada. El hecho ocurrió pasada las tres de la mañana en una ciudad con casi todos sus habitantes durmiendo.