El año pasado, Gendarmería allanó la escribanía de Ricardo Leandro Albornoz, de la que era cliente Lázaro Báez desde 2004. Lo hizo por orden del juez Sebastián Casanello en el marco de la causa conocida como la “Ruta del dinero k”.
Entre la documentación que la Justicia obtuvo había un testamento de Báez, en el que se incluye una cláusula por la que sus herederos no podrán disponer de sus bienes y de sus empresas por 30 años a contar desde la fecha de su muerte. El documento fue revelado por La Cornisa.
En la quinta cláusula del testamento, Lázaro Báez transfiere "a título de fideicomiso los bienes antes mencionados, por el término de treinta años" desde su fallecimiento. Se trata de la máxima extensión temporal prevista por la ley. Ese fideicomiso será administrado por sus dos hijos mayores.
El testamento establece que sus herederos son su esposa y sus hijos. Además, aclara que frente a un planteo judicial de alguno de los herederos, decreta una indivisión de los bienes por diez años.