El primer libro publicado por Andrea Camilleri salió en 1959. En esa obra, “I teatri stabili in Italia (1898-1918)”, aparecen varias referencias a la Argentina. Luego el escritor visitó el país en épocas de Raúl Alfonsín, para presentar un espectáculo en el teatro Cervantes. De aquel viaje recuerda con simpatía: “allá son todos hijos de italianos, o casi”.
Este año, de alguna forma, volverá. Está confirmada para el segundo semestre la ceremonia en la Embajada argentina en Roma, donde la Società Italia Argentina (SIA) que dirige el italiano Giorgio De Lorenzi le entregará su tradicional distinción. Destacará el aporte de Camilleri a la difusión de la cultura italiana en la Argentina.
Contento con la distinción, durante la entrevista con Télam en su casa de Roma el escritor siciliano se declaró no creyente, con cierta envidia hacia los que creen, pero destacó igual la figura del papa Francisco: “es la única persona con la cabeza bien puesta”.
- Varios temas que usted menciona en los libros de Montalbano, como la cuestión migratoria, aparecen a menudo en el discurso del Papa. ¿Qué opinión tiene un hombre de izquierda como usted del Pontífice?
- Respeto mucho, lo digo con toda sinceridad, a todos los que creen. Y un poquito los envidio. Ahora bien, hace unas semanas, la CGIL (Confederazione Generale Italiana del Lavoro) me pidió que escribiera unas líneas sobre el referéndum por el tema del trabajo. Y escribí sobre cómo la pérdida del trabajo es una ofensa a la dignidad del hombre... Y ayer (por el miércoles 15), con gran placer, escuché al Papa usar las mismas palabras. ¡Pensé que me había plagiado! Pobre Papa, es la única persona en este momento que tiene la cabeza bien puesta. Es un papa jesuita, y los jesuitas tienen una larga tradición, especialmente en América Latina, ¿no? Es un hombre coherente.
- ¿Hace cuánto que no va a Sicilia?
- Hace dos años. Cruzo los dedos ahora porque voy a ir pronto, y soy muy supersticioso. Quisiera ir el 12 de abril, pasar allá la Pascua y volver luego. Estar en Porto Empedocle, hacer un paseo por el muelle, respirar el aire de mi puerto. Cada vez que voy allí estoy bien.
- Vigata, la ciudad donde se desarrolla la serie de Montalbano, es una suerte de alter ego de Porto Empedocle. ¿Es el comisario un alter ego suyo?
- El tiene más de mi papá que de mi, que no tiene nada. Esto lo descubrió mi mujer. Una cierta manera de tratar a las personas, la lealtad, las bromas. Viví mucho en el campo, y también recuerdo por ejemplo el sentido que tenía mi padre por la comida y los alimentos. Igual que Montalbano.
- En “Muerte en mar abierto”, el libro que se publica estos días en la Argentina, aparece un joven Montalbano, muy activo contra las mafias, un grupo que no suele ser muy representado en sus libros.
- Yo no quiero que en mis libros la mafia tenga mucha importancia porque bien o mal se termina dándoles espacio, haciéndolos nobles, haciendo olvidar lo que son. En “El Padrino”, la maravillosa interpretación de Marlon Brando hace que se vuelva un personaje simpático, y era alguien que ordenaba asesinatos. Para hablar de la mafia hace falta andar con pies de plomo. El único libro que encontré capaz de hablar de la mafia sin hacerlos héroes es “Gomorra” (por el libro de Roberto Saviano).