Mientras toca una madera virtual, pero madera al fin, Bruno Bianchi cuenta lo agradecido y feliz que está de poder jugar todos los fines de semana para Atlético. Argumenta este incansable central que nunca se sabe cuándo la pelota dirá basta, entonces, salir a la cancha fecha a fecha es sinónimo de alegría y satisfacción para él.
Bianchi no conoce el significado de la palabra descanso: quietud, reposo o pausa en el trabajo. Jugó los ocho partidos oficiales disputado por Atlético en 2017: seis por la Copa Libertadores y dos por el torneo de Primera. “Estando bien de la cabeza y cuidándote como corresponde, todo es posible”, dice el caudillo de la zaga central del “decano”. “Para mí es una sana costumbre eso de jugar siempre. A medida que pasan los partidos, de hecho, me voy sintiendo más cómodo y mejor”. Al contrario de lo que podría pensarse, el trajín y el rodaje lo potencian y motivan.
Sus números son llamativos. Es el jugador activo de un club de Primera con más partidos en el año. Los cruces de la fase 2 y 3 de la Copa Libertadores, con El Nacional y Junior, respectivamente; Palmeiras, Sarmiento, Peñarol y Aldosivi. Hoy sumará uno más cuando Atlético visite a Temperley. A esa lista hay que agregarle un amistoso de verano contra Independiente
Una espina clavada
“Temperley es una espina para nosotros. No pudimos ganarle en su cancha pero ahora tenemos una buena oportunidad de hacerlo. Ojalá podamos volver con los tres puntos”, se ilusiona el nacido en San Nicolás, quien a lo largo de su carrera lleva jugados más de 14.000 minutos, desde su debut en Universidad de San Martín de Porres (Perú), en 2008, hasta la actualidad. Bianchi es una pila que no pierde su intensidad. Su segundo nombre es Energía.
“Todos los futbolistas queremos lo mismo: jugar. Cuando arranca un torneo, uno se pone como objetivo estar en la mayor cantidad posible de juegos”, explica quien es el capitán, cuando no están “Pulguita” Rodríguez ni Cristian Lucchetti, de un equipo que busca consolidarse en la máxima categoría y también en el plano internacional. “Gracias a Dios digo que soy un afortunado en salir todos los fines de semana a una cancha de fútbol”, repite Bianchi. El fútbol, es su pasión. Es su fuente de vida. “Y más ahora que estamos viviendo un proceso muy lindo pero que a su vez requiere de mucha responsabilidad, porque son competencias que te exigen mucho. Sabemos que no nos podemos relajar en el torneo local,y en la Copa trataremos de clasificarnos a octavos de final. Nuestro deseo es dejar bien en alto el nombre de Atlético en América”, comenta Bianchi, que ha probado tragos de malos y también de los buenos en 25 de Mayo y Chile.
Cuando se sumó al grupo en la Temporada 2013/14, en Atlético no se hablaba ni de Copa ni de volar en Primera. Se hablaba de mantener al equipo en la B Nacional; de adaptarlo. Pasaron las tormentas, los entrenadores y llegaron los éxitos. Bianchi fue uno de los hacedores de la gran historia que escribió el “Decano” en los últimos años. “Es un honor, un orgullo formar parte de eso”, dice.
¿Existe una formula para estar siempre en un buen nivel? “Uno trata de exigirse, de no creerse superior y de trabajar a conciencia. Lo que tenemos ahora, nos costó mucho conseguirlo. Entonces, hay que valorar cada minuto que nos den en la cancha porque uno no sabe cuándo se termina esto”.
“Jugamos la Copa; estamos en el fútbol Primera. Hay que disfrutar, hay que disfrutar”, insiste Bianchi, a horas de comenzar la misión 128 con Atlético: Temperley es el objetivo a vencer. Y el zaguero, como de costumbre, espera seguir festejando.