LONDRES.- Charlie Gard tiene ocho meses y padece síndrome de Agotamiento Mitocondrial, una extraña enfermedad que afecta todos los músculos del cuerpo. Por las complicaciones que le produce la enfermedad en su salud, desde los dos meses de vida se encuentra interndo en un hospital británico. Los médicos de las institución llevaron el caso a la Justicia y pidieron al juez una orden para desconectar su respirador, ya que consideran que está sufriendo. El juez autorizó la eutanasia ayer, a pesar de la negativa de los padres del niño.
Charlie nació sano, pero a las ocho semanas comenzó a debilitarse y sufrió un cuadro de neumonía que obligó a sus papás, Connie Yates y Chris Gard, a internarlo en el hospital Great Ormond Street. Debido al cuadro del bebé y tras varias estudios, los médicos le diagnosticaron esa rara enfermedad que solo comparten 15 niños en el mundo y que puede causar la muerte en el primer año de vida.
Yates y Gard consideran que su hijo no está sufriendo y que deberían darle una última oportunidad de vivir, según la nota que publicó el sitio lanacion.com. Por ese motivo es que la pareja decidió realizar un tratamiento experimental y recolectó más de U$S 1.500.000, para ello. En una entrevista con la BBC de Londres, admitieron que el procedimiento no lo sanaría pero que sí podría extenderle la vida.
"No debería morir solamente porque nunca será como los otros niños, no andará corriendo por ahí", dijo el padre de Charlie. Y agregó: "puede mover su boca y sus manitos, abrir sus ojos y vernos. Nadie lo conoce mejor que nosotros, si estuviera dolorido no buscaríamos extenderle la vida".
Los especialistas acudieron a la Justicia porque sostienen que el niño está atravesando la etapa final de su enfermedad: tiene daño cerebral irreversible, casi no puede moverse ni llorar, está sordo y depende de un ventilador para respirar. Además, afirman que lo que propone el matrimonio no es una solución y creen que debería recibir cuidados paliativos para dejar de sufrir y "morir con dignidad".
Victoria Butler-Cole, es la abogada que se encarga de defender los derechos del menor y expresó ante la Corte que mantenerlo conectado al respirador lo único que hace es prolongar su proceso de muerte y que la propuesta de los padres no mejorará su calidad de vida.
Por otro lado, un especialista en cuidados intensivos testificó que Charlie ya no responde a estímulos y que es difícil determinar si está sufriendo. A su vez aclaró que existe la posibilidad de que el tratamiento en EEUU funcione pero que eso no quiere decir que la vida se vuelva tolerable para el pequeño.
Tras las exposiciones de ambas posturas, el juez, Nicholas Francis, dio su veredicto: "con el mayor de los pesares, aunque con completa convicción" autorizó a desconectar al bebé. Más allá de la decisión, felicitó a los padres "por la absoluta dedicación a su hijo desde el momento en que nació".
La abogada defensora de Yates y Gard dijo que la pareja "no comprende por qué el juez no autorizó al menos que se intente tratar a Charlie". "Su prioridad inmediata es volver con Charlie y pasar el mayor tiempo con él", finalizó.