Lleva medio siglo sobre las tablas y es uno de los referentes por excelencia del teatro cordobés, en calidad y en cantidad de producciones. Sinónimo de escenario y maestro de generaciones desde su mítico espacio, La Cochera, Paco Giménez vuelve luego de mucho tiempo a Tucumán, donde hoy dictará en El árbol de Galeano la última clase del seminario organizado por Ulmus, un flamante grupo de gestión cultural y, como despedida, participará en una entrevista pública en el teatro municipal Rosita Ávila (ver notas destacadas aparte).
Actor, director e investigador teatral, su desarrollo artístico ahonda constantemente en las nuevas formas y lenguajes escénicos, tanto en la propuesta dramática como en la producción incansable de sus espectáculos. En Cruz del Eje dejó su nombre original de Francisco Daniel para ser simplemente Paco, el apodo que lo acompañó incluso en el exilio mexicano durante la dictadura militar, por la persecución que sufrió su grupo de entonces, La Chispa. A su regreso fundó La Cochera, donde es docente, al igual que en la licenciatura en Teatro de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba.
“Toda mi vida me dediqué al teatro, salvo un año y medio en el que me enclaustré, me harté, me enfermé... Fue un descanso luego de mucho tiempo, y del que volví entusiastamente a preparar cinco trabajos en paralelo, algunos de los cuales estoy por estrenar”, afirma en diálogo con LA GACETA.
- ¿En qué momento está el teatro argentino actualmente?
- No creo que haya decaído, hay mucha gente haciendo teatro por todos lados. Hay mucha gente que se ha formado en las universidades, como las que hay en Córdoba y en Tucumán, y eso renovó mucho el ambiente. La existencia del Instituto Nacional de Teatro (INT) permitió abrir muchas salas nuevas, así que todo está pujante.
- ¿Por qué se habla entonces de crisis?
- Siempre hay momentos de crisis, en los que el público se retira, así como hay otros en los que se acerca. Es un vaivén conocido, pero que no afecta la creación artística. En lo personal, que haya problemas me impulsa, porque me encuentro con temas y me da ideas. Desde los años 70 mi teatro siempre adhiere a la realidad del momento y soy muy sensible a lo que pasa. Por ejemplo, acabo de estrenar un espectáculo sobre la violencia de género. Y pienso en las cuestiones sociales que nos rodean, como las inundaciones en todo el país. Me hago unos licuados bárbaros en la cabeza.
- ¿Es una obligación del artista ser sensible a lo que pasa alrededor?
- No lo sé, pero creo que no, porque existe el público que quiere ir a ver algo inocente o ingenuo al teatro, que no tenga que ver con la crueldad de los tiempos que corren. Algunos planean por la superficie o tocan tangencialmente algunos temas; otros los usufructúan y también están los que se zambullen a fondo en los dramas que vivimos. Además, están quienes investigan estética y técnicamente la escena, en forma independiente del tema abordado. Hay material para todos.
- ¿Ha sido importante el aporte académico formal a la actividad?
- Yo me formé en la Universidad de Córdoba, donde soy docente desde hace casi 20 años. Ahora los alumnos universitarios renuevan los espacios privados. Un ejemplo es La Cochera, donde vamos a estrenar dos espectáculos con un elenco integrado por egresados, alumnos de los últimos años de la Facultad e integrantes de mi grupo. Llega gente joven, con otro tipo de conocimiento, y los cruces que se pueden dar serán muy interesantes. Una de las puestas será sobre trabajos de Pier Paolo Pasolini, pero es muy difícil sacarlas de gira porque hay 16 actores, más el director. Nadie nos quiere llevar a ningún lado, porque son muchas bocas y muchas locuras juntas (ríe).
- ¿Propiciar esas giras de elencos grandes no es función del INT?
- Es que es muy costoso y prefieren obras con menos personas. La cuestión económica está difícil y eso pesa.
- La Cochera es un emblema de innovación. ¿En qué está embarcado en este momento?
- Acabo de estrenar “Burlesque sentimental”, sobre el vínculo entre el varón y la mujer y el espacio del macho que no tiene un lugar para expresarse. Está acorralado actualmente, porque está educado en ciertos valores que ya no corren.
- ¿Con qué expectativa está en Tucumán?
- Con la de quien no pudo disfrutar suficiente a Tucumán nunca. Este viaje me sirve para conocer a la generación más joven del teatro de la provincia, aprender qué está haciendo y, si puedo, ayudar un poco en los embriones de los proyectos desde mi modo de procesar las ideas teatrales. Sí nos conocemos desde hace mucho tiempo con Víctor Hugo Cortés, con Silvia Quírico, con Verónica Pérez Luna y con Juan Tríbulo, entre otros.