El solemne Tedeum del 9 de Julio fue celebrado por Monseñor, Alfredo Zecca. Y la homilía tal vez sea la última frente a la dirigencia nacional y provincial en una fecha patria; quizás por eso se trató de un mensaje con frases ásperas que tensaron el aire de la celebración por unos minutos. En mayo de este año presentó Zecca su renuncia “por cuestiones de salud”, pero todavía no hay fecha cierta para su salida.
El arzobispo aseguró que la Educación en la Argentina “está, cuando menos en ‘emergencia’, por no decir ‘tragedia’”. Y mencionó que sin educación no hay futuro, pero que esto no debe quedarse en un mero “slogan fácil que se repite sin jamás entrar en la mente y mover el corazón a la acción”.
Casi sin respiro lanzó que hay que “hablar menos y hacer más”, aunque reconoció que esto no es solo obligación de los dirigentes, sino de todos los ciudadanos.
Zecca retomó su exhorto a la unión de los políticos y de la sociedad. Y dijo que hay que mirar hacia adelante para poder avanzar. “Ningún triunfo social se logra sin postergar los propios intereses: para tener éxito como país, es necesario dejar de lado muchas pretensiones -aun legítimas- para apostar al bien común. Los primeros que deben hacer esto son quienes nos gobiernan, para así enseñarlo, con la acción y con el ejemplo, a los demás”, señaló.
En la primera fila, lo escuchaban la vicepresidenta, Gabriela Michetti; y del otro lado del pasillo el gobernador, Juan Manzur, con su esposa Sandra Mattar Sabio. Detrás de ellos, el vicegobernador, Osvaldo Jaldo, su esposa; el intendente de capital, Germán Alfaro, con su mujer, Beatriz Ávila (candidata a diputada) y el presidente de la Corte Suprema, Antonio Gandur. No se vio a ningún otro miembro de este Tribunal. También estaba todo el gabinete de ministros y legisladores oficialistas y de la oposición.
Detrás de la vicepresidenta estaban Pablo Avelluto, ministro de Cultura de la Nación, José Cano, titular del Plan Belgrano y candidato a diputado, la senadora Silvia Elías de Pérez y el referente del PRO en Tucumán, Pablo Walter.
El arzobispo les habló a los ciudadanos y los llamó a “aportar su cuota para el bien común de la Nación”. “El crecimiento personal, social, cultural y moral necesario para que una Nación salga adelante no se logra sin esfuerzo. A veces parece que esperáramos todo de las políticas públicas y de las dádivas del gobierno, y es precisamente esa actitud, la que nos mantiene en la mediocridad”, indicó Zecca.
Al igual que en otras homilías, retomó el tema del diálogo y dijo que hay que hacer un esfuerzo para alcanzar el crecimiento común de la Nación. “Nos va a llevar mucho tiempo, pero alguna generación debe poner la piedra fundamental para construir este edificio, así como, en aquél memorable 1816, un puñado de argentinos puso la primera piedra para levantar una gran Nación. Nosotros somos la generación del bicentenario. Debemos estar a la altura y recoger este desafío que nos lanza la historia”, dijo.
En este sentido, Zecca mencionó la importancia de cultivar las virtudes cívicas, “esas de las que hoy constatamos con dolor su carencia”. Y agregó: “el ejemplo debe venir de arriba hacia abajo, y no al revés”.
La celebración finalizó con el saludo de la Paz y la interpretación coral de Tedeum. Al mediodía los funcionarios participaron de un vino de honor en la Casa Histórica.
Las cinco homilías de Alfredo Zecca
El actual arzobispo asumió en 2012, cuando monseñor Héctor Villalba dejó ese lugar y hoy es cardenal nombrado por el Papa Francisco. En sus homilías, Zecca, habló de inclusión, de erradicar la pobreza, de dialogar y de no agrandar la grieta
2012 - Pidió que se respete la diversidad religiosa
Durante la primera homilía como arzobispo habló de la importancia de la religión y de la cultura. Fue uno de los textos con menos contenido de actualidad política. Zecca solicitó respeto por la diversidad religiosa. “No puede reducirse a mera subjetividad e interioridad, limitándola de hecho a la fe, sino que exige la presencia de lo religioso en la esfera pública (…) El Estado moderno y pluralista, tal como hoy se lo concibe, debe garantizar de modo irrestricto esta libertad que no puede sino beneficiar a la sociedad y enriquecer la gestión por el bien común”, manifestó.
“Los argentinos compartimos un territorio, una historia, una cultura, y, fundamentalmente, la decisión de construir un proyecto común fiel a nuestra identidad, capaz de recoger de nuestra propia historia, no tejidos muertos, sino líneas inspiradoras de vida”, argumentó.
2013 - Habló de la “prioridad de erradicar la pobreza”
“Con vistas al Bicentenario 2010-2016, creemos que existe la capacidad para proyectar, como prioridad nacional, la erradicación de la pobreza y el desarrollo integral de todos. Anhelamos celebrar un Bicentenario con justicia e inclusión social”, manifestó el arzobispo.
Zecca también abogó para que los intereses particulares “no primen sobre el bien común, ni el afán de dominio de personas o poderes pretenda imponerse por encima del diálogo y de la justicia, porque, entonces, se menoscaba la dignidad de las personas y crece la pobreza en sus diversas manifestaciones”.
“Sólo tomando la Constitución Nacional como piedra basal de la democracia republicana por la que, como pueblo, hemos optado, se puede propiciar un desarrollo federal, sano y armónico de la Argentina”, concluyó.
2014 - Exhortó a unirse para construir una nación
En su mensaje de ese año, la máxima autoridad eclesiástica de Tucumán remarcó que una sociedad “arraigada en Dios no puede ser sino naturalmente inclusiva, integradora, no discriminadora”.
“Esta sociedad se convierte en una sociedad dialogante, que busca la comunión y trata de solucionar el conflicto. Lamentablemente esta visión se deja de lado cuando se pretende construir desde el conflicto; en cambio, todo es posible para un pueblo que busca la comunión entre sus miembros”, subrayó.
Zecca insistió en la importancia de recuperar la comunicación entre los actores sociales para subsanar las diferencias y para buscar soluciones que mejoren la calidad de vida los ciudadanos. “Si no hay unidad no hay nación. Así de simple y así de dramático”, expresó Alfredo Zecca.
2015 - En el año de las elecciones habló de “épica y heroísmo”
“Estamos en el fin de un gobierno y en el cierre de un ciclo y no en los momentos fundacionales de la épica y el heroísmo visibles y unánimemente reconocidos y exaltados. Por el contrario, los argentinos debemos detenernos a reflexionar a fin de decidir, con lucidez, valentía, generosidad en la renuncia a ambiciones personales, a través de un diálogo sincero y veraz, el rumbo que queremos que tome nuestra Nación a partir de las elecciones provinciales y nacionales que se avecinan. La celebración del Bicentenario y, más aún, el inicio del tercer centenario así lo exigen. Es nuestra obligación hacer de esta Nación Argentina la tierra de promisión que supo ser y que, lamentablemente, ya no es”, señaló el arzobispo durante el tedeum, el último del Kirchenrismo antes de la derrota presidencial frente a Cambiemos.
2016 - En el Bicentenario pidió “no ahondar en la grieta”
“El ideal vivir la Argentina como una gran familia, donde la fraternidad y la solidaridad incluyan a todos, está muy lejos de haber sido alcanzado. Hoy no es un día para ahondar en la grieta, sino para agradecer, celebrar, y mirar hacia adelante. Para inspirarse en el pasado. Debemos pensar lo que recibimos de nuestros padres, y lo que vamos a entregar a nuestros hijos”, mencionó Zecca durante la homilía del Bicentenario.
“Los argentinos tenemos ante nuestros ojos el desafío de comenzar el tercer centenario haciendo de la libertad la piedra de toque de una sociedad verdaderamente pluralista. Para ello debemos redescubrir el sentido de la autoridad, que no es autoritarismo, del dedicado equilibro entre verdad, diálogo y consenso”, reflexionó frente al presidente, Mauricio Macri, y a los gobernantes provinciales.