Una historia de violencia y amenazas que terminó con la muerte de una mujer fue motivo de debate en la Justicia. Por este caso, ocurrido en Famaillá cuatro años atrás, un hombre fue condenado a prisión perpetua. Las hijas del matrimonio coincidieron en que su madre era víctima de maltratos y una de ellas relató que su propio padre le confesó haber cometido el crimen.
La víctima es Graciela del Carmen Pereyra. Una de sus hijas la encontró muerta en el piso de su casa, ubicada en el barrio 120 Viviendas de Famaillá, con un disparo en la sien. Fue la mañana del 27 de octubre de 2013. Previamente, su padre, Miguel Leonardo Torres, le había mandado un mensaje de texto para anticiparle ese final. “Creo que decía que se mandó una cagada”, declaró la jovencita, Ximena Yanina Torres, durante el juicio. Tras leer esa frase, llamó a su madre, pero esta no respondía. Entonces se dirigió a la casa y se encontró con la trágica escena.
Torres incluso se lo contó a un amigo suyo. Carlos Damián Ruiseñol había relatado en sede policial que aquella mañana recibió una llamada del hombre. “Tengo mucho miedo, me mandé una macana”; “le pegué un tiro en la cabeza a la Graciela”; “vos ya sabés cómo es la Graciela, discutimos feo y le pegué un tiro en la cabeza”; “ahora estoy bien, a 500 kilómetros de ahí”, son algunas de las frases que le dijo el hombre por celular.
Tras asesinar a su esposa -según consta en la causa- Torres se pegó un tiro en la cabeza con la misma arma, aunque el proyectil sólo le produjo una lesión leve. Luego subió a su camioneta Renault Kangoo y condujo hacia Catamarca. Dos días después se entregó ante la Justicia.
Su relato
El propio Torres reconoció haber asesinado a su esposa durante el juicio, que se desarrolló en la Sala II del Centro Judicial Concepción, aunque aseguró que se trató de un accidente. “Vuelvo a la casa y ella estaba enojada, me empieza a insultar y me dice ‘te voy a matar’. La agarro de la mano, estábamos forcejeando y ahí salió el disparo. Después me acuerdo que ya estaba en la fiscalía de Catamarca y bueno, después fueron mis hijas y me encontraron en el hospital; hay un lapso que no me acuerdo”, declaró.
Respecto al arma utilizada para cometer el crimen, dijo que se la compró a un vendedor ambulante. Cuando le consultaron si ejercía violencia de género sobre su esposa, respondió: “no era violento con mi señora, nunca le pegué. Verbalmente, ella siempre me agredía, discutíamos feo. Ella era agresiva hacia mí y hacia mis hijas”, aseguró Torres.
Sin embargo, sus hijas afirmaron ante el tribunal que el hombre vivía amenazando de muerte a la mujer. “Él ya tenía todo planeado; un día mi mamá me dijo que la amenazaba con una pistola; mi mamá se la pasaba encerrada en su pieza porque tenía mucho miedo. Ya estaban separados desde hacía meses, pero vivían juntos en la misma casa, él me pedía que le diga a mi mamá que no lo corra”, declaró Ximena.
“Él le pegaba y andaba con un montón de mujeres”, siguió contando la jovencita, aunque aclaró que lo sabe por su madre ya que nunca presenció escenas de violencia. “Mi mamá me contó que él le pasaba el arma, le hacía ver una bala y le decía que esa bala era para ella. Yo no lo creía, no pensaba que iba a hacer eso”, agregó.
El debate
Luego de que la Fiscalía de Cámara pidiera la pena máxima para Torres y de que la defensa solicitara una condena menor, por el delito de homicidio atenuado por la imprudencia de la víctima, el tribunal se retiró a deliberar. El presidente, Jesús Carlos Pellegri, consideró que no había pruebas suficientes de que haya existido violencia de género, aunque sí sostuvo que se trató de un homicidio agravado “por su relación de pareja conviviente y por la condición de mujer de la víctima, sin haberse probado la violencia de género”.
Por unanimidad, Pellegri y las vocales Elena Grellet de Barrionuevo y Norma Cecilia Tasquer resolvieron condenar a Torres a la pena de prisión perpetua.