Ya no hay más por jugar en la temporada tenística de Juan Martin Del Potro. Concluida con derrota contra John Isner en cuartos de final, su participación en el Master 1000 de Paris reforzó un concepto unánime en el planeta tenis: el tandilense es un factor decisivo en el circuito. Para organizadores, para el público, para la prensa. También, claro, para sus colegas. El envión estadístico que nació en el US Open es apenas una muestra de lo que puede generar. Y esos números, 1 título (Estocolmo), 1 final (Basilea), 2 semifinales (Nueva York y Shanghai), acumulan un total de 20 victorias en 25 partidos pero dejan de lado aspectos vitales en la valoración de un jugador. Su presencia imanta, atrae, tiene dimensión de estrella, impacta en cualquier lugar. Requerido por los responsables de los torneos, la gente ama su carácter competitivo, su valentía para absorber grandes escenarios, gestionar momentos decisivos y desafiar a los mitos, aún vigentes, como Roger Federer o Rafael Nadal. “Delpo” es de esa casta exclusiva, distinta, que genera y transmite admiración y respeto, afirmación que resiste el eventual cuestionamiento por no haber clasificado al Masters de Londres.

Mirar 2018 es un ejercicio placentero, tras el cual se llega a una única conclusión: lo mejor de esta nueva etapa, la de la resurrección tenística tras los martirios quirúrgicos, está por venir. La agenda de este cierre de año parece ser el primer paso cómplice para pensar en una próxima gran temporada. Hay tiempo suficiente para descansar, volver a Tandil, hacer un viaje, desenchufarse del estrés y la exigencia, y luego encarar una pretemporada en tiempo y forma. Las definiciones sobre su calendario llegarán en las próximas semanas aunque de más está decir que, siempre que haya salud física, estará en Melbourne para el primer Grand Slam del año. A partir de allí, la lógica indica que podrá diseñar un recorrido mano a mano con los mejores, y no corriéndolos de atrás intentando compensar un inicio tardío.

Bienvenido sea tener a Del Potro de vuelta, sano, vigente, influyente. Lo celebramos en Argentina. Y lo celebran, muchos, en cada rincón del mundo.

Ilusionado
Diego Schwartzman será una de las atracciones del Argentino Open 2018 junto con el austríaco Dominic Thiem, el croata Marin Cilic y el francés Gael Monfils. “Será especial volver a jugar en mi país. Espero hacer un gran torneo. Quiero mostrar mis progresos ante mi público”, señaló “Peque”. El ATP 250 se jugará desde el 12 al 18 de febrero, según se anunció.
Ilusionado
Diego Schwartzman será una de las atracciones del Argentino Open 2018 junto con el austríaco Dominic Thiem, el croata Marin Cilic y el francés Gael Monfils. “Será especial volver a jugar en mi país. Espero hacer un gran torneo. Quiero mostrar mis progresos ante mi público”, señaló “Peque”. El ATP 250 se jugará desde el 12 al 18 de febrero, según se anunció.