ROSARIO.- Desde aquella final de la Copa Argentina de 2015, los duelos entre Boca y Central adoptaron la categoría de clásicos, con todos sus condimentos. Puede faltar el buen juego, pero la intensidad seguro que no. Y el de anoche no fue la excepción: Central volvió a aplicar la misma estrategia que le había dado buenos dividendos en el último cruce de Copa y el resultado volvió a ser el mismo. Le ganó 1-0 al “Xeneize”, cuya ventaja sobre San Lorenzo y Unión, los escoltas, se redujo a solo tres puntos.
Casi dos calendarios completos hay que retroceder para encontrar la última vez que Boca había perdido dos partidos seguidos. Esta vez extrañó demasiado a Darío Benedetto, cuyo olfato de gol le había permitido amasar una “fortuna” de 24 puntos en las primeras ocho fechas de la Superliga.
Central hizo su negocio en apenas cuatro minutos, cuando Marco Ruben definió un centro al primer palo. A Boca se lo vio perdido, nervioso, completamente alejado de la imagen de solvencia que había mostrado en ese arranque histórico. Para colmo, entró en el juego de su rival y tuvo que remarla con uno menos desde el primer tiempo, cuando Paolo Goltz se hizo expulsar de manera insólita por darle una patada a Ruben sin pelota. La roja de Patricio Loustau fue uno de los pocos aciertos de un arbitraje paupérrimo y permisivo.
Así como el “Canalla” tuvo algunas chances claras para aumentar, Boca las tuvo para llegar al empate, pero los arqueros, los palos y la falta de puntería dejaron todo como estaba. Y ahora el líder tiene que empezar a preocuparse por no perder la punta. (Especial)