Con la llegada de Emiliano Albín, los directivos de San Martín cumplieron con el pedido que el técnico Rubén Darío Forestello les hizo para afrontar la parte final de la B Nacional.
Es que el lateral derecho nacido en Sauce (Uruguay), que el miércoles cumplirá 29 años, viene para llenar un lugar donde los “Santos” carecían de un futbolista natural para ese puesto. Esto no significa que tanto Rolando Serrano como Esteban Espíndola López no hayan cumplido su cometido; es que el DT quería un jugador genuino para esa posición.
El oriental, que se sumará hoy a los entrenamientos con sus nuevos compañeros, mantuvo ayer al mediodía una amena charla con LG Deportiva, en un hotel de la zona del ex Abasto, donde se aloja; está a la espera de que le entreguen la casa que le destinaron.
“Estoy muy contento porque sé que vengo a uno de los clubes más importantes del interior del país, que siempre juega con la cancha llena. Por suerte, la vida me dio la posibilidad de jugar en equipos de mucho prestigio, como Peñarol y Boca, que lo hacen a cancha llena. Por lo que tengo entendido, acá ocurre lo mismo. Jugar siempre con 30.000 personas, en el estadio, es algo que todo futbolista anhela”, dijo el “charrúa”.
Hermoso desafío
Albín confiesa que, cuando un amigo uruguayo le hizo conocer que había posibilidades de venir a San Martín, de inmediato se puso en contacto con su representante para que le diera para adelante con las negociaciones.
“Sé que vengo a jugar un torneo difícil, pero que contamos con los argumentos futbolísticos como para estar en la lucha por un ascenso. Esta sed de protagonismo y venir a una ciudad que vive apasionadamente el fútbol, hace que me sienta feliz”, contó el futbolista, de 1,76 metro y 75 kilos.
A la tarde, Albín tenía previsto reunirse con el técnico “santo”, con quien ya mantuvo algunos contactos a través del celular. “Espero ansioso esa charla para saber lo que él pretende de mi juego. Deseo cuanto antes tener mayores precisiones del equipo. Lo que me hizo conocer en forma telefónica quiero refrendarlo personalmente”, aseveró que jugó en los “Xeneizes” en la temporada 2012/13.
En sus comienzos, el uruguayo jugaba de delantero en Artigas, un equipo de su ciudad natal. A los 19 años, como tenía la intención de seguir la carrera de agrónomo, se trasladó a Montevideo. Allí se fue a probar en la cuarta de Peñarol. A partir de ese momento, llevó adelante una trayectoria con vaivenes, que ahora lo trae al “Jardín de la República”.
La expectativa que tiene Albín es poder volcar en el equipo la experiencia que acumuló en sus nueve años de profesional. “Quiero sumar tanto en lo defensivo, como con mis proyecciones, que son mis principales atributos técnicos. Vengo con todas las intenciones de aportar lo mío para que podamos darle la alegría que los fanáticos esperan que le demos: el ascenso”, señaló.
“Estoy para jugar”
El uruguayo, que viene de militar en Juventud de Las Piedras, un club que juega en la segunda categoría del fútbol oriental, considera que está fisicamente en condiciones de jugar, si el entrenador así lo requiere. “Desde que dejé de jugar en mi anterior equipo, vine haciendo una preparación en forma individual, que no es lo mismo que trabajar con un grupo. Pero estoy confiado en que, en las dos semanas que faltan para empezar la competencia, podré ponerme a la altura del resto”, manifestó.
Por la ansiedad que es inocultable en sus afirmaciones, Albín demuestra que quiere rápidamente empezar a practicar. Y, desde ya, sueña con ser uno de los elegidos que enfrentarán el 4 de febrero a Los Andes, por la fecha 13 de la B Nacional. Trae sus valijas llenas de ilusiones y de ganas de ganarse el respeto de la familia “santa”.