El comportamiento del dólar sigue siendo uno de los temas del verano. Las correcciones en el tipo de cambio han sido una constante en una situación que no inquieta a la Casa Rosada. Según el economista Miguel Ángel Broda, “es evidente el interés del Gobierno de tener un dólar un poco más caro”. De acuerdo con sus cálculos, el peso argentino está un 5% más depreciado en la actualidad que antes de las elecciones primarias y todavía el Banco Central no ha intervenido. “El Gobierno está más contento con un dólar a $ 19,60 que con uno a $ 17,35 de hace un mes y medio”, indicó el experto en una charla con radio Mitre.
Más allá de estos vaivenes, el refugio de los ahorros en dólares es prácticamente una conducta incorporada en el ADN de los argentinos. Los pequeños inversores siempre se las ingenian para atesorar la divisa estadounidense. Pero, en esta tendencia, los hombres suelen inclinarse más por el dólar en tiempos de incertidumbre, mientras que ellas suelen ser más conservadoras y, en la mayoría de los casos, lo hacen con la intención de guardarlos para períodos de necesidad o de vacaciones. Además, de acuerdo con las estadísticas laborales cuentan con menores ingresos respecto de los hombres.
Durante 2017, el total de compras netas de billetes en moneda extranjera realizadas por hombres superaron en 59% al total neto concertado por mujeres. Esto se explica no sólo por una mayor cantidad de hombres operando, sino que también los hombres que operaron, compraron, en promedio neto, más moneda extranjera que las mujeres, indica un reporte difundido en Ideas de Peso, el blog del Banco Central.
De los 4,2 millones de personas que compraron y/o vendieron billetes en moneda extranjera durante el año pasado, un 54% fueron hombres (2,3 millones) y un 46% fueron mujeres (1,9 millón). Es decir, un 16% más cantidad de hombres que de mujeres. Asimismo, las diferencias en la cantidad de operadores por género se mantuvieron estables a lo largo del año, indica el informe elaborado por los expertos de la entidad, Max Davinson y Guillermo Trimarco.
Por otro lado, aquellos hombres que operaron, compraron en términos netos casi un 35% más que las mujeres, promediando en el acumulado del año U$S 5.000 y U$S 3.700, respectivamente.
De acuerdo con el informe de los expertos del Central, a pesar que las mujeres compran menos billetes que los hombres, ellas muestran una mayor concentración en la posición compradora entre U$S 0 y US$ 1.500 anuales (761.000 hombres y 767.000 mujeres). Es en la posición compradora por montos superiores a U$S 1.500 anuales que los hombres son mayoría y superan en el total a las mujeres.
Davinson y Trimarco observan que, al analizar la evolución mensual de los montos operados y cantidad de personas, se puede apreciar un aspecto dinámico interesante: mientras la relación en la cantidad de operadores por género se mantuvo estable a lo largo del año, los hombres reaccionaron, en términos de monto per cápita, comprando más fuerte que las mujeres ante escenarios de incertidumbre (julio y agosto fueron meses claves por la cuestión preelectoral y diciembre, ya que el cobro del aguinaldo coincidió con las discusiones parlamentarias por la reforma previsional).
También la cuestión etaria se cuela en el comportamiento de las personas dentro del mercado cambiario. En el informe se aprecia que en 2017 mientras los hombres compraron en promedio cada vez más billetes a medida que se mira un estrato más adulto hasta la edad jubilatoria, las mujeres no excedieron el nivel neto alcanzado por el estrato de entre los 31 y 40 años. Asimismo, por el lado de las ventas brutas, los hombres aumentan de manera constante el monto promedio de moneda extranjera vendida a medida que se analiza un estrato más adulto, mientras que las mujeres se estabilizan a partir de los 60 años.
El tamaño del diferencial en la operatoria promedio por edad puede explicarse no sólo por diferencias de ingresos, sino también de patrones de consumo y ahorro, además de diferencias de aversión al riesgo de acuerdo a la edad, ya sea, por ejemplo, porque los jóvenes elijan otro tipo de activos por sobre por la moneda extranjera (bonos o acciones), o los efectos de experiencias vividas por las personas de mayor edad de periodos de elevadas inflaciones y devaluaciones, e incluso la confiscación de depósitos en moneda extranjera como consecuencia de crisis macroeconómicas sistémicas, finaliza el reporte de los técnicos del BCRA.