CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco ordenó ayer a funcionarios del Vaticano y a obispos de todo el mundo llevar vidas sencillas y renunciar a cualquier deseo de poder después de retirarse de posiciones altas en la jerarquía de la Iglesia.
Un número de funcionarios y obispos del Vaticano han quedado en la mira en los últimos años por apegarse a lujos, como amplios apartamentos y, en algunos casos, incluso custodias policiales, después de dejar sus cargos.
El mismo Francisco dejó los espaciosos apartamentos papales y se aloja en una habitación simple en una casa de huéspedes del Vaticano. Ahora una nueva ley eclesiástica dice que los prelados deben “despojarse de los deseos de poder y de la pretensión de ser indispensables”.
Francisco hizo los comentarios en una nueva ley conocida como Motu Proprio, que quiere decir “por iniciativa propia” en latín. Su título en italiano puede ser traducido como “aprendiendo a renunciar”. La ley busca claramente evitar la repetición de recientes escándalos.
Uno de ellos involucró a un apartamento utilizado por el cardenal Tarcisio Bertone, ex secretario de Estado que fue despedido en 2013. El apartamento de retiro de Bertone, que tiene una terraza enorme y una vista espectacular de la cúpula de la Basílica de San Pedro, se convirtió en un símbolo de la dificultad que el Papa ha enfrentado en sus esfuerzos por controlar los lujos a los que algunos líderes de la iglesia se aferran tras retirarse. Francisco dijo que aquellos que dejan sus puestos deben abrazar “un nuevo proyecto de vida, marcado lo más posible por la austeridad, humildad, los rezos, el tiempo dedicado a la lectura y el deseo de proveer servicios pastorales simples”.
Salud de Benedicto
Por otro lado, el Vaticano negó ayer el reporte de una revista alemana que publicó que el Papa emérito Benedicto sufre una enfermedad debilitante al sistema nervioso que por momentos lo obliga a movilizarse en silla de ruedas. Un portavoz del Vaticano dijo que el reporte en el semanario Neue Post fue falso. Allí se cita al hermano mayor de Benedicto, el sacerdote Georg Ratzinger, de 94 años, declarando que “el mayor temor es que la parálisis pueda, en algún punto, extenderse hasta su corazón. Luego podría ser muy rápido”.
El Vaticano señaló que “presuntas noticias de una enfermedad degenerativa paralizante son falsas. En dos meses, Benedicto XVI cumplirá 91 años, y como él mismo lo ha dicho, siente el peso de los años”.
Benedicto, un alemán conservador que en el 2013 se convirtió en el primer Papa en seis siglos en renunciar, dijo previamente este mes que estaba en la última fase de su vida y en un peregrinaje hacia su hogar. Georg dijo también al Neue Post que su hermano estaba mentalmente en forma pero que se cansaba con facilidad. (Reuters)