“Es preocupante que la población civil cargue con tanta cantidad de armas. Es una modalidad, lo cual es muy grave”. Washington Navarro Dávila, uno de los fiscales del fuero penal de la jurisdicción capital, elevó así el alerta por las condiciones de acceso a las armas y la utilización no sólo en situaciones de delito, sino también en otras circunstancias, como un acompañamiento fúnebre, como ocurrió en la provincia.
Los incidentes del martes pasado en un cortejo para despedir a un joven que había muerto en un accidente de tránsito, ocurridos en el Camino de Sirga, Yerba Buena, han sustentado la realidad descripta por el funcionario judicial. Ese día se registraron disparos y ataques a vehículos particulares.
“Debe haber un mercado ilegal. Encontramos a muchas personas con armas, con numeraciones limadas, y con ‘tumberas’. También habría que preguntar en tribunales cuál es el destino del armamento cuando se termina un juicio. De acuerdo a la reglamentación, debería ser inutilizado. No sé si se inutiliza o se manda a secuestros judiciales y después se saca al circuito ilegal”, expresó Navarro Dávila.
Esperando denuncias
El titular de la Fiscalía V hizo hincapié en la tarea de prevención del delito por parte de la Policía de la provincia. “La prevención es resorte de la política de seguridad de otro de los poderes del Estado”, enfatizó el fiscal, quien dispuso una investigación de oficio, sin que se haya registrado la denuncia de algún damnificado, a pesar de la apertura de la causa por parte de la Justicia local.
Sin un lugar seguro
Navarro Dávila señaló que los robos de motocicletas y los arrebatos son situaciones delictivas “que han aumentado exponencialmente desde hace tiempo”. “El problema es que esta modalidad se agrava; es decir, antes no utilizaban armas, ahora, sí. Además, un motociclista ya no sale solo o con un compañero, sino que se realiza bajo el modo ‘piraña’. Es un tema complejo. No es sólo un tema de prevención, sino una cuestión de responsabilidad que se establece desde la familia. Es interdisciplinario. Hay cierta hipocresía social, porque si se roba una moto es porque hay un mercado paralelo que la adquiere”, apuntó.
Motochorros, rompevidrios y escruchantes quedarán presos hasta el juicio
En la Justicia y en la Policía remarcaron que el mapa del delito se extendió en la provincia. El Gran San Miguel de Tucumán dejó de ser una zona exclusiva, sino que se traspasó hacia el interior, cerrando un círculo “negro” de robo y venta de los elementos sustraídos. Ante ello, Navarro Dávila consideró que no hay zonas más seguras que otras, y eso le preocupa. “Hablé con el Jefe de la Policía (José Díaz) y el personal de la Sección Sustracción de Automotores, y se determinó que ahora ya no se desarman las motos, sino que (los delincuentes) se trasladan al interior para vender las unidades. Entonces, en muchos lugares compran a bajo precio y sin documentación”, añadió.
“Hoy el delincuente no mide absolutamente nada y corre cualquier tipo de riesgo, ya que para él la vida de un semejante no vale nada debido a que no tiene proyecto de vida o algún horizonte”, finalizó.