CIUDAD DEL VATICANO.- El Vaticano difundió un nuevo documento, aprobado por el Papa, sobre las consideraciones éticas del sistema económico y financiero en donde condena los paraísos fiscales. El informe firmado por Francisco pide más reglas para que todos tengan garantías, propone un impuesto a las cuentas “offshore” y avala la imposición tributaria, “cuando es justa”, ya que es una herramienta fundamental para la distribución de la riqueza.
Diez años después del estallido de la crisis financiara global, el mundo ha perdido la oportunidad de construir un orden económico más justo, lamentó el Vaticano en el nuevo documento de carácter doctrinal, titulado en latín “Oeconomicae et pecuniariae quaestiones” (Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico y financiero),
El escrito fue publicado ayer por la Congregación para la Doctrina de la Fe con la aprobación del Papa Francisco. En el texto, reclama acciones de control sobre el sistema financiero porque el mercado “es incapaz de regularse a sí mismo”, al tiempo que advirtió sobre la especulación que hacen los fondos de inversión sobre los títulos de deuda pública en el mundo.
“La experiencia de las últimas décadas ha demostrado lo ingenua que es la confianza en una autosuficiencia distributiva de los mercados, independiente de toda ética”, criticó la Iglesia.
En el escrito, de 34 puntos, se hace hincapié en “la impelente necesidad de una adecuada regulación, que conjugue al mismo tiempo libertad y tutela de todos los sujetos que en ella operan en régimen de una sana y correcta interacción, especialmente de los más vulnerables”.
“Ese potente propulsor de la economía que son los mercados es incapaz de regularse a sí mismo”, advierte el documento.
Lamenta además que, “lo que había sido tristemente vaticinado hace más de un siglo, por desgracia, ahora se ha hecho realidad: el rendimiento del capital amenaza con suplantar la renta del trabajo”.
“Esta práctica es particularmente deplorable, desde el punto de vista moral, cuando unos pocos, por ejemplo importantes fondos de inversión, intentan obtener beneficios, mediante una especulación encaminada a provocar disminuciones artificiales de los precios de los títulos de la deuda pública”, mostró con preocupación la Santa Sede.
Esa situación se da, de acuerdo al documento dado a conocer por el cardenal ghanés Peter Turkson, “sin preocuparse de agravar la situación económica de países enteros, poniendo en peligro no sólo proyectos públicos de saneamiento económico sino la misma estabilidad económica de millones de familias”.
Así, se obliga “al mismo tiempo a las autoridades gubernamentales a intervenir con grandes cantidades de dinero público, y llegando incluso a determinar artificialmente el funcionamiento adecuado de los sistemas políticos”, critica el Vaticano.
En el texto, el Vaticano advierte con preocupación que “no es posible ignorar que las sedes offshore se han convertido en lugares de lavado de dinero “sucio”, es decir, fruto de ganancias ilícitas (robo, fraude, corrupción, asociación criminal, mafia, botín de guerra...)”.
“Dada la falta de transparencia de esos sistemas es difícil determinar con precisión la cantidad de capital que pasa a través de ellos -reconoce-. Sin embargo, se ha calculado que bastaría un impuesto mínimo sobre las transacciones offshore para resolver gran parte del problema del hambre en el mundo: ¿por qué no hacerlo con valentía?”, reclama. (Télam-DPA)