Ariel Fernando Páez está acusado del homicidio de Javier Molina, un joven deportista. De acuerdo con la investigación, lo habría ultimado de una puñalada en el pecho. El mortal suceso ocurrió en la madrugada del sábado 5 de mayo pasado.
Páez fue detenido dos horas después. Estaba en su casa, durmiendo. Los policías encontraron en esa propiedad la ropa que había usado esa noche. Había sido lavada. De todos modos, explicaron los investigadores, se observaban manchas de sangre.
Páez, de 38 años, tiene antecedentes por violencia. Según las fuentes consultadas, registra al menos cuatro denuncias por amenazas, en 2017. El presunto homicida es hijo de Serafín Páez, un gremialista del sindicato de Empleados y Obreros del Comercio (SEOC).
Quién era Javier Molina, el joven que habría sido asesinado por el hijo de un gremialista del SEOC
Aunque el fiscal Washington Navarro Dávila solicitó en una de esas causas la prisión preventiva en contra del acusado, el pedido fue rechazado por el Juzgado III, a cargo de Juan Francisco Pisa, quien además ordenó que fuera liberado.
El último de los casos data de diciembre pasado. La denuncia fue radicada por la ex pareja de Páez en la Fiscalía IX, subrogada por Navarro Dávila. Según consta en el expediente, en la madrugada del domingo 3 de diciembre, Páez se presentó en casa de su ex “con intención de cumplir con los daños a la integridad física de la víctima conforme a las amenazas realizadas el día anterior”.
“Te voy a encontrar”, “te voy a matar”, “tus hijos van a quedar huérfanos”, es el contenido de algunos de los mensajes amenazantes que le envió Páez a su ex pareja. Al día siguiente “ingresó al patio de la vivienda y rompió el vidrio de la puerta del lavadero amenazando con matarla”.
Personal de seguridad privada que observó el incidente se comunicó con el 911. Cuando los uniformados llegaron, Páez se retiró. Entonces, la víctima realizó la denuncia.
“Nos encontramos ante un caso que denuncia violencia de género… el imputado obró dolosamente, por cuanto conocía lo que hacía y procedió a ejecutar sus acciones con claras intenciones de alarmar y amedrentar a la víctima”, sostuvo Navarro Dávila al formular el requerimiento de prisión preventiva por dos años contra el acusado.
“Sus antecedentes da cuenta de una gran cantidad de causas judiciales, todas ellas por amenazas, lo que lleva a pensar que se entorpecerá la investigación”, agregó.
“La figura de amenazas tiene fijado una pena de seis meses a dos años de prisión, por lo que estimo que hipotéticamente en caso de condena la misma sería de ejecución condicional por lo que no corresponde hacer lugar a la prisión preventiva”, señaló Pisa al fundamentar su decisión. En el mismo escrito, solicitó la liberación del imputado.
El caso
Molina, de 25 años, se encontraba en una reunión con amigos organizada en la casa de un compañero de trabajo, en Barrio Sur. Por razones que aún no fueron esclarecidas, se produjo una discusión con Páez que derivó en la trágica pelea.
La víctima, que practicaba artes marciales mixtas, habría sido atacada por Páez de una puñalada en el pecho. El joven fue trasladado pasadas las 4 al Hospital Padilla donde murió unas cinco horas después.