ROMA-SANTIAGO DE CHILE.- El papa Francisco inició sus encuentros grupales e individuales con un grupo de chilenos, entre los que se cuentan cinco sacerdotes víctimas de abusos, para informarse y buscar una salida a la grave crisis que enfrenta la iglesia del país transandino.
El Pontífice se reunió con cinco religiosos que fueron víctimas de abusos sexuales del ex párroco Fernando Karadima, más otros dos sacerdotes y dos laicos que los han acompañado. En la tarde de ayer, Francisco celebró una misa con los religiosos y luego iniciaron las conversaciones personales y en grupo.
“Han sido más de cuatro horas de un encuentro lleno de acogida y cercanía del santo padre. Le estamos muy agradecidos pues nos ha renovado en la esperanza”, dijo el sacerdote Francisco Astaburuaga que por 20 años ha asesorado jurídicamente a algunas de las víctimas de Karadima.
El papa “también nos invito a que todos como pueblo santo fiel de Dios cooperemos a la renovación de la iglesia en Chile. Y nos reiteró su llamado a rezar para salir adelante juntos”, dijo Astaburuaga, quien además es abogado.
“Con el Papa conversamos sobre todo, de nuestra experiencia. Eso es lo que queríamos contarle y él también quería escuchar”, destacaron los sacerdotes en una conferencia de prensa, donde aseguraron que Francisco les pidió perdón. La presencia en el Vaticano de estos chilenos, quienes están alojados en la residencia de Santa Marta donde vive el papa Francisco, se extenderá hasta hoy.
Según un comunicado de la sala de prensa vaticana, el objetivo de esta reunión “es profundizar en la realidad vivida por una parte de los fieles y del clero chileno”. Así el papa “busca poner remedio a la ruptura interna de la comunidad” y “empezar a reconstruir una relación sana entre los fieles y sus pastores, una vez que todos tomen conciencia de sus propias heridas”.
La de este fin de semana es la tercera ronda de diálogos que ha convocado Francisco a propósito de la crisis que vive la iglesia chilena, gatillada por las denuncias de la existencia una red de encubrimiento y protección de abusadores en la que habrían participado varios obispos.
Primero fue el turno de los tres principales denunciantes de Karadima, quienes acusaron a Juan Barros, obispo de Osorno, en el sur de Chile, de proteger e incluso presenciar los abusos cometidos por el ex párroco, quien fue sancionado por el Vaticano en 2011 a un retiro de por vida de sus funciones por delitos ocurridos entre 1980 y 1995.
Pese a las críticas, Barros estuvo en primera fila durante la última visita de Francisco a Chile y recibió el apoyo del papa pese a las denuncias. Luego vino la reunión del papa con 34 obispos de Chile, 31 de los cuales pusieron sus cargos a disposición tras los encuentros con el pontífice. El papa Francisco ha prometido medidas de corto, mediano y largo plazo para intentar sacar a la iglesia chilena de la tormenta en la que se encuentra. (DPA)