Hasta los 79 minutos, la tarde solo había tenido sentido por la tribuna habitualmente local de la cancha de Arsenal, en cuyo alambrado ondeaban las banderas que no pueden viajar de visitante en la Superliga: “Deca Stones”, “No existe la distancia para este amor (Catamarca)”, “De Tucumán al mundo, la banda de Ranchillos” y varias otras.
A pesar del frío, y de un partido tan trabado que parecía jugarse sobre canto rodado, la hinchada de Atlético se movía como si fuera la final de la Copa Argentina, no el debut, mientras del equipo de Ricardo Zielisnki no había rastros: parecía haberse quedado en la pretemporada.
Hasta que, cuando la definición por penales ya aparecía en el horizonte, Juan Mercier no tiró la pelota afuera con un rival en el piso. Luego Gabriel Risso Patrón habilitó a Tomás Cuello y el pibe despertó la monotonía de la tarde: puso quinta velocidad y le agregó desequilibrio a un equipo previsible. Por la izquierda eliminó a Emiliano Carrasco y a su centro le siguió una definición de goleador de Leandro Díaz, de zurda desde el punto del penal, para el 1 a 0, que definiría el partido.
Lo mejor de Atlético fueron el desborde de Cuello y el triunfo. Ese rato de inspiración, más 90 minutos de oficio para sostenerse en los momentos más duros ante un rival que participa en dos categorías inferiores, salvaron un partido en el que el vigente subcampeón de la Copa Argentina parecía desperezarse después de la pretemporada, con una actuación a paso lento, sin el rodaje que da la competencia.
Atlético fue un equipo pesado, sin sorpresa, salvo casos puntuales. En el primer tiempo, cuando Rodrigo Aliendro entró en contacto con la pelota y Risso Patrón se proyectó desde el fondo y, en el segundo, cuando David Barbona encontró el desequilibrio sobre la izquierda y Cuello ingresó con su frescura.
Pero durante largos pasajes, Tristán Suárez llevó el peso del partido, aprovechando en especial a un Mercier fuera de forma, y en el primer tiempo tuvo situaciones claras, como un cabezazo de Juan Martín en el palo.
Una derrota habría generado bastante ruido: en el comienzo de un largo semestre, en el que Atlético atenderá una triple competencia, y con un plantel al que todavía le falta reforzarse, el “Decano” consiguió uno de esos triunfos que valen más por lo que evitan que por lo que acarrean, en realidad.
En una imagen que la televisión no mostró, la hinchada de Tristán Suárez despidió a Mercier, ex futbolista del club, al grito de “No te olvides que te dimos de comer”, en su enojo por no haber interrumpido la jugada que terminó con el gol de Leandro Díaz para Atlético.
No se sabe si Mercier se olvidó o no de ese paso, pero seguro que el partido de ayer muy pronto quedará en el olvido, salvo por el desborde de Cuello y la reaparición en Buenos Aires de una hinchada difícil de imitar.