Tomás Cuello salió del vestuario de la cancha de Arsenal, el domingo por la tarde, con un doble look. Por un lado parecía repetir los modismos de los veteranos futbolistas uruguayos, esos caciques de mil batallas: portaba un equipo de mate y se cebaba un amargo detrás de otro, siempre con yerba sin palo, de la marca del paquete amarillo, de las más famosas de Uruguay. Pero además Cuello irradiaba, en simultáneo, una estampa acorde a sus 18 años, la de un pibe que escucha música a toda hora, incluso después de jugar al fútbol: de sus hombros colgaban modernos auriculares inalámbricos.
“Escucho de todo, desde reggaetón, como Ozuna (Juan Carlos, puertorriqueño), hasta rock, como La Vela Puerca (banda uruguaya), aunque tampoco soy un rockero”, le explicó Cuello a LG Deportiva, después de haber confirmado en los 20 minutos que jugó contra Tristán Suárez, tras haber reemplazado a Rodrigo Aliendro, todo lo bueno que ya había adelantado el miércoles anterior, cuando ingresó en el amistoso ante San Martín.
Doble imagen
No deja de ser lenguaje visual pero tal vez en esa doble imagen, la del futbolista que parece curtido y la del juvenil que efectivamente sigue siendo, haya una síntesis de las primeras señales que el futbolista de Atlético entregó en el comienzo del segundo semestre de 2018: a su todavía furiosa juventud, Cuello parece haber empezado a sumarle madurez.
Zielinski valoró el triunfo de Atlético pero insistió con que necesita refuerzos
“Ahora tengo la cabeza más fría”, reconoció Cuello, unos minutos después de su desborde en profundidad, que comenzó por la raya, terminó dentro del área y generó el gol del triunfo de Leandro Díaz.
“Estoy tranquilo y quiero hacer las cosas de a poco. Me pone contento que todo salga bien”, comentó Cuello, consciente de que había destrabado un partido complejo.
Proceso de adaptación
El pibe parece vivir un proceso de adaptación lógico: tras haber llamado la atención por su precoz estreno, a los 17 años, en el 1-0 ante San Lorenzo de abril del año pasado (tanto que fue el primer jugador nacido en el siglo XXI en debutar en Primera), le siguió un momento de dudas.
“El semestre pasado me costó jugar y me pone contento tener minutos”, admitió Cuello en lo que parece un semestre con mayor actividad, aunque es cierto que al plantel de Atlético todavía le falta sumar alrededor de cuatro refuerzos. Entonces LG Deportiva le preguntó si ahora, después de haber pasado la adrenalina de los primeros meses, se sentía más maduro, y Cuello asintió: “Se me dio todo muy rápido, de repente, y trato de aprovechar el momento”.
Paciencia
Lo que está claro es que Ricardo Zielinski lo seguirá llevando de a poco. No es un técnico que fuerce situaciones. Cuello deberá tener paciencia, aprender en cada entrenamiento y aprovechar cada minuto en que ingrese: lo suyo será un recorrido largo. “Entró bien Tomás”, aceptó el entrenador el domingo, aunque de inmediato impuso sus condiciones. “No me gusta quemar juveniles y ponerlos en un momento que no es correcto. Siempre fui así. Lo hice con un montón de jugadores, por ejemplo el ‘Mudo’ Vázquez (en Belgrano). Cuando vea que esté maduro jugará más minutos. No los pongo para que sobresalgan sino para que aporten al equipo”, explicó el entrenador.
Espejos
Cuello, dice, suele detenerse en los movimientos de Neymar y Lionel Messi. Del fútbol local, agrega, le gusta Cristian Pavón. Pero además retuitea frases de Johan Cruyff, uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, y padre futbolístico de Pep Guardiola. “Juega como si nunca pudieses cometer un error, pero no te sorprendas cuando lo hagas. Al final, el fútbol es cometer errores y no frustrarse”, transcribió en su cuenta de Twitter, hace pocos días, una cita del holandés. Mientras se hace mayor, Cuello se fija en los grandes.