La crisis de la economía argentina llegó con fuerza a los restaurantes, sobre todo a los ubicados en Capital Federal. Se confirmó el cierre del tradicional Clo Clo, en la costanera norte. Previamente, habían caído en desgracia otros locales reconocidos: Hermann, frente al Botánico; Arturito, en 9 de Julio y Corrientes; Ligure, en Retiro, y La Emiliana, sobre avenida Callao. Y se suman el Café de la Ciudad, en Corrientes y Pellegrini; el Balcón del Blues, en calle Lavalle; La Casa del Queso, sobre Corrientes, y Los Chisperos, en San Telmo.

Cada uno de estos casos tiene un factor en común que explica el mal momento que atraviesan los empresarios del sector. El rubro gastronómico sufre una crisis que atenta contra la supervivencia hasta de los “peso pesados”. Y esto se complicará aun más en los próximos meses por la suba de tarifas, de los costos operativos y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, señala iProfesional.com.

Empresarios advierten que en los últimos 12 meses la caída en el número de clientes se redujo un 30%. Esto representa un promedio; de modo que hay zonas donde el derrumbe es incluso mayor. “En Puerto Madero, el desplome es de hasta un 50%. “No tenemos en Buenos Aires ni un solo lugar que, en términos de clientes, al menos empate los números del año pasado”, afirmó Verónica Sánchez, titular de la Cámara de Restaurantes.

Las tarifas públicas para el sector aumentaron por lo menos un 70%. La presión fiscal es asfixiante. Por cada 100 pesos que llegan a la caja del comercio, 42 pesos se van en la carga impositiva, aseguraron empresarios.