BUENOS AIRES.- La Bolsa de Cereales de Buenos Aires estima una siembra de 5,8 millones de hectáreas de maíz con destino grano comercial, de las cuales el 45% se sembrará en fechas tardías, una práctica que se difundió en las últimas campañas. Desde el punto de vista de la radiación y la temperatura, las siembras tempranas (septiembre) permiten expresar el rendimiento potencial para cada híbrido en cada zona. Dicho rendimiento se verá disminuido por el balance hídrico, la fertilidad y las características físicas del suelo. El principal riesgo de una siembra temprana es la posibilidad de que el cultivo sufra estrés hídrico y/o térmico durante la floración (enero), período de definición del rendimiento. El riesgo del estrés está asociado a la escasez de precipitaciones y su alta variación interanual, y la elevada demanda atmosférica. “Cuando se siembra en diciembre, y se realiza un barbecho más largo, se logran estabilizar los kg/ha alcanzables. El barbecho más largo, siempre que sea limpio, permite acumular toda el agua de primavera”, aseguró Federico Larrosa, de KWS Argentina. (agritotal.com)