El INTA Famaillá diseñó un plan de formación en la temática destinado a los productores de la Cooperativa Campo de Herrera.

“En la actualidad, nos encontramos ante un mercado dinámico y competitivo, donde las exigencias de calidad e inocuidad en los productos son cada vez mayores, al igual que las demandas de cuidado del ambiente y la seguridad de todas las personas involucradas en la cadena productiva. Esto genera cambios de paradigma enfocados en alcanzar una producción sustentable, para la cual es necesario tener en cuenta los aspectos ambientales, económicos y sociales de cada sistema”, comienza diciendo el trabajo elaborado por la ingeniera agrónoma Soledad Carbajo y de la licenciada Constanza Aguirre, ambas de la sección Fruticultura, del INTA EEA Famaillá.

Con la propuesta de transitar ese camino, el grupo de Fruticultura de la Estación Experimental Agropecuaria Famaillá del INTA -en el marco del Proyecto Regional Tucumán Norte y el Programa Nacional Frutales- diseñó un plan de formación para productores citrícolas de la Cooperativa Campo Herrera.

El proyecto se basó en la realización de jornadas de capacitación mensuales para abordar los diferentes aspectos del proceso productivo. La primera fue sobre Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), donde la ingeniera Carbajo hizo una introducción sobre los principales componentes y la importancia de su implementación.

En este sentido, la especialista explicó que “las Buenas Prácticas Agrícolas son un conjunto de normativas que buscan asegurar la inocuidad y seguridad en la producción de alimentos. Cabe destacar que las BPA serán incorporadas al Código Alimentario Argentino en el corto plazo, por lo que su cumplimiento será obligatorio para los productores frutihortícolas del país. Se estableció un plazo de incorporación de tres años para la producción de hortalizas frescas, y de dos años para la producción de frutas. Por esto, es importante capacitar al sector sobre su importancia y los requerimientos de implementación”, señaló.

En la segunda capacitación, sobre manejo seguro de agroquímicos y fertilizantes, la ingeniera agrónoma Micaela Heredia remarcó la necesidad del “uso correcto de los fitosanitarios para garantizar la salud del operario, la inocuidad de los consumidores y el cuidado del ambiente”.

“Se trata de conocer para prevenir. Sabemos que la mejor forma de prevenir cualquier inconveniente en la cadena de producción de alimentos, es la capacitación y puesta en marcha de las buenas prácticas agrícolas. Es muy importante que las personas sean conscientes de los riesgos que genera la aplicación de productos para la protección de cultivos. Por eso, garantizar alimentos seguros es tarea de todos”, indicó la técnica.

En cuanto al manejo sanitario del cultivo, la ingeniera agrónoma Beatriz Carrizo expuso sobre la importancia de la prevención del HLB y las principales plagas en cítricos, mostrando cómo realizar monitoreos en tiempo oportuno, para evitar aplicaciones a calendario. Sobre ese tema, señaló que “el conocimiento de los principales insectos y ácaros que afectan a las plantaciones de limón, sus ciclos biológicos, las condiciones climáticas que favorecen su crecimiento y el tipo de monitoreo de cada uno de ellos, son herramientas importantes que le permiten al productor obtener información para decidir el momento oportuno de control y realizar pulverizaciones eficientes en sus quintas”.

Particularmente, sobre las medidas de prevención del HLB, dijo que “se deben fortalecer las tareas de inspección fitosanitaria en las zonas limítrofes de la provincia; también, incentivar e incrementar el sistema de monitoreo del insecto vector del HLB y las estrategias de comunicación, para concientizar a los ciudadanos sobre la problemática”.

PÚBLICO INTERESADO. Las capacitaciones reunieron a técnicos y productores.

La disertación sobre las principales enfermedades en cítricos, a cargo de la licenciada en Biotecnología, Constanza Aguirre, y la ingeniera Carbajo, se centró en las técnicas de manejo para prevenir las enfermedades cuarentenarias; y estuvo acompañada por una salida de reconocimiento de fenología, plagas y enfermedades a campo.

“Dentro de las enfermedades que afectan al cultivo, podemos mencionar a la ‘melanosis’, ‘botritis’, ‘sarna’ y ‘gomosis’. Para su manejo, se recomiendan técnicas como la poda o eliminación de ramas viejas y frutos que hayan quedado sin cosechar, entre otras”, dijo Aguirre. Y profundizó sobre el grupo de enfermedades que limitan la comercialización a países libres de éstas como ‘cancrosis’, ‘mancha negra’ y ‘HLB’: “Se las denomina cuarentenarias y requieren de un manejo cuidadoso para prevenir su aparición o evitar la diseminación hacia otros lotes”. Por último, destacó que “también es importante tener en cuenta los daños no patogénicos ocasionados por granizo, helada, ramaleo, fitotoxicidad y bronceado, que hacen a la calidad de la fruta”.

En el siguiente encuentro, el ingeniero agrónomo Julio Ivaldi explicó el proceso de fertilización en las distintas etapas de una plantación citrícola, destacando la importancia de conocer el tipo de suelo, el momento fenológico del cultivo y el sistema de manejo al momento de realizarlo.

El personal administrativo de la Cooperativa también fue capacitado sobre gestión económica de la producción, con una presentación del licenciado Gonzalo Pérez, del Área de Economía del INTA. El especialista detalló los componentes de los costos de producción y las consideraciones para un correcto registro de la información.

Por último, la ingeniera en Recursos Naturales, Rocío Portocarrero abordó la gestión de residuos a través de un taller participativo para identificar, junto a los asistentes, los residuos generados en la Cooperativa. También, mostró las diferentes alternativas de uso de subproductos agrícolas, concientizando sobre la necesidad de reducir, reciclar y reutilizar.

En este sentido, la técnica indicó que “en un plan de manejo, se espera que los residuos se conviertan en productos. Un ejemplo es el compostaje de residuos orgánicos de poda, bagazo, vinaza, cama de cría de animales. El compost puede aplicarse directamente en el campo para complementar la fertilización y mejorar la calidad del suelo, o como sustrato en la producción de plantines. Pero, estas aplicaciones están sujetas a monitoreos y evaluaciones para no dañar el suelo ni la producción”.

El desarrollo de la formación permitió vincular a investigadores y productores, logrando el intercambio de experiencias y conocimientos en terreno. De esta manera, el INTA busca brindar las herramientas para lograr una producción sustentable que proteja el ambiente y la salud de la población. Por último, a partir de afianzar los lazos entre el INTA y Campo de Herrera, se proyectaron ensayos de prácticas de manejo sustentable en lotes demostrativos de los productores.

Mayor información: Soledad Carbajo carbajoromero.maria@inta.gob.ar; Constanza Aguirre constanza.aguirrre@inta.gob.ar; Fruticultura, INTA EEA Famaillá