Según un informe realizado por los ingenieros Mario Devani (coordinador del Programa Granos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres) y de Fernando Ledesma (coordinador del Proyecto Soja), “el inicio de la campaña 2018/19 se presenta con una buena acumulación de agua en los perfiles de los lotes en la mayoría de las localidades del NOA. Esta situación se debe a los registros de los meses de octubre y noviembre, especialmente octubre que tuvo lluvias con un 50% por arriba de lo normal, al igual que la primera quincena de noviembre, donde se acumuló el agua que habitualmente se presenta en todo ese mes”,

Este escenario genera, por un lado, un efecto positivo, ya que recarga el perfil y permite acumular humedad, fundamental para el desarrollo del cultivo. Pero, a su vez, genera la aparición temprana de malezas, lo cual obliga a su control generando mayores gastos al productor. Ante la presencia anticipada de las mismas, “es fundamental que se hagan barbechos en momentos oportunos y de manera eficiente, para mantener los campos limpios y con un buen control de las malezas, acción clave para iniciar la implantación de los cultivos de granos”.

Frente a los adecuados contenidos de humedad en los lotes, algunos productores (y en un bajo porcentaje de su superficie) iniciaron la siembra de soja en sus campos a mediados de noviembre. Si bien es una fecha temprana, tiene el sustento de las precipitaciones que se registraron en los últimos meses.

Es importante hacer memoria y evaluar los resultados de las campañas a lo largo de muchos años, no solamente recordar lo que ocurrió recientemente.

Según estudios de varios ciclos agrícolas, las fechas tempranas (fines de noviembre) se presentan con una gran variabilidad en los resultados obtenidos, pudiendo alcanzar altos potenciales de rinde (con picos récord), pero así también pueden resultar campañas de bajísimo rendimiento.

Por ese motivo, “es importante considerar las fechas tempranas como una buena oportunidad para iniciar la implantación del cultivo, pero diversificar y realizar siembras escalonadas, que permitan repartir los riesgos de los momentos de estrés (hídrico y térmico), muy frecuentes en nuestra zona”. Consideremos que, “según pronósticos, tendremos buena humedad hasta fin de año, y luego atravesaremos un período con escasas lluvias”. De todas maneras, son posibilidades y la realidad de cada ciclo es particular y única.

Por tal motivo “es recomendable, frente a la posibilidad de siembras tempranas, realizar golpes escalonados con variedades de diferentes ciclos en cada momento, a los efectos de que los períodos críticos (momentos de mayor demanda del cultivo), estén repartidos en el tiempo”. Y, además, iniciar la siembra en los mejores lotes del campo (buena fertilidad, antecesor maíz, buen barbecho, etcétera) y con la mejor tecnología disponible, ya que estas fechas son las de mayor riesgo.

Respecto a las expectativas de siembra, “las recomendaciones desde la Estación Experimental son continuar fortaleciendo al maíz ó al sorgo en la rotación, y llevar la superficie de gramíneas a un 35-50% (según zonas), que sería el valor ideal”. Pero la realidad actual nos muestra que la rentabilidad del maíz está por debajo de la soja. Por este motivo, pensamos que el área cultivada con soja se mantendrá en valores similares a los últimos 5 años (entre 190.000 y 200.000 ha), e incluso se pueden incrementar las hectáreas.

Políticas regionales

Nuevamente, nos expresamos respecto a las medidas que se deberían aplicar como políticas de Estado, en cuanto a considerar que la región del NOA produce granos en contextos ambientales menos estables que la zona núcleo. Que se la enmarque en una economía regional, ya que nuestras localidades presentan ambientes (lluvias, temperaturas, suelos, condiciones sanitarias, etcétera) de baja estabilidad y gran variabilidad, que las tornan muy riesgosas para la producción. Sumado a ello, nuestros fletes son mucho más elevados (entre U$S 40-50).

Por estos motivos, “se debería considerar que, a pesar de representar el 5% de la producción nacional, es un sector que moviliza a la economía regional. Y la situación de los productores del NOA es endeble, ya que para obtener rentabilidad tiene que haber rendimientos arriba de 2.000 o 2.500 kilos en soja, dependiendo si es un campo con arriendo o propio y de la tecnología empleada. En el caso del maíz tiene que rendir arriba de los 4.500 kilos. Sin duda, son números elevados”.

Malezas y semillas

Respecto a otras recomendaciones técnicas, además de lo mencionado en fechas de siembra, se debe tener una especial atención al control de las malezas, lo cual representa todo un arte. Es una campaña en la cual se deberá tener muchas precauciones sobre su manejo. Controlar la maleza desde su nacimiento, evitando que crezcan demasiado, ya que luego su manejo se torna muy difícil, y se encarece. Hacerlo en etapas tempranas permite emplear los productos habituales de barbechos, complementados con algunos de amplio espectro cuando sea necesario, y el posterior uso de preemergentes en mezclas, para tener un cultivo prácticamente libre de malezas durante su ciclo

Un punto clave, que debería haberse considerado previamente, y en especial en la presente campaña, es la calidad de la semilla que se utiliza. Además de un control al momento de ser cosechada, se deben realizar monitoreos para saber su evolución, y también previo a sembrar volver a verificar su calidad. Ya que puede haberse modificado por la acción de las condiciones ambientales al momento de ser trillada, sumado al efecto de daños por la presencia de plagas como ‘chinches’ o ‘picudos’. Hay referencias concretas en esta campaña, de semilla destinada a la siembra que fueron dadas de baja, debido a la mala calidad por los motivos comentados. Por estas razones, es importante considerar el uso de fungicidas curasemillas (que pueden contribuir a mejorar la situación anterior), y también insecticidas, ya que en algunos casos se presentan lotes -con antecesores de plagas- que pueden comprometer la implantación del cultivo.

El productor necesita realizar un uso adecuado de los productos químicos, por la complejidad del manejo actual. Por ese motivo, desde la EEAOC trabajamos para brindar herramientas e información para la toma de decisiones más adecuadas. En ese sentido, se viene trabajando en el manejo de los sistemas agrícolas sustentables, repensando el modelo de producción actual, incorporando nuevos esquemas de producción como los cultivos de servicio o cobertura, la intensificación y diversificación de los cultivos. Proceso inverso al que vinimos haciendo anteriormente, en donde se simplificaba el manejo (monocultivo de soja), ocasionando numerosos problemas, entre ellos la aparición de resistencias y pérdida de fertilidad de los suelos, que finalmente afectan la rentabilidad del sistema.