La contaminación que del medio ambiente ejerce la acción humana está alcanzado niveles extremos. Un ejemplo de esta situación se está viviendo en Londres, donde se ha detectado una alta concentración de cocaína en el río Támesis.
Esto no habla solamente del creciente consumo de la droga en Gran Bretaña, sino que las consecuencias están afectando, además, la vida silvestre.
Científicos del King’s College descubrieron que los restos de cocaína que se acumulan en el caudal del río que cruza Londres está volviendo hiperactivas las anguilas que habitan esa corriente de agua.
De acuerdo con un información publicada en The Guardian, y reproducida en varios portales de noticias argentinos -entre ellos el de La Nación-, la alta concentración de la droga fue detectada específicamente en una estación de monitoreo ubicada en Westminster, cerca del Parlamento británico.
También se detalla que la cocaína procede de la orina de los consumidores, porque las plantas de tratamiento de las aguas servidas no están siendo capaces de filtrar la sustancia.
De esta manera, los niveles de cocaína aumentan cada vez que las aguas residuales acaban en el río procedentes de la red de alcantarillado.
El estudio que llevaron a cabo los expertos del King’S College indica que, 24 horas después de que desbordó el sistema de alcantarillado en la zona, se registró un aumento de los niveles de cafeína, cocaína y benzoilecgonina, que es el principal metabolito de la cocaína.
“Las concentraciones de cocaína y benzoilecgonina se mantuvieron altas en las aguas residuales a lo largo de la semana registrando sólo un pequeño aumento durante el fin de semana; su concentración en el río era tan alta que estaba fuera del rango cuantificable”, afirmaron los científicos británicos.
Lo que ocurre es que: quien consume cocaína elimina la sustancia a través de la orina. Por ende, los restos terminan en las cloacas. Y de ahí pasan sin tratamiento al río. Esa es la cadena que termina intoxicando a las anguilas.
Esto no ocurre solamente en Londres. Hace unos meses se hizo un estudio similar en la Universidad de Nápoles, que también hace referencia al problema que la cocaína está generando en los ríos europeos, principalmente en aquellos que atraviesan ciudades grandes. Los investigadores italianos localizaron restos de esta sustancia en el cerebro, músculos, branquias, piel y otros tejidos de las anguilas. Esto deriva en problemas musculares, agallas alteradas y cambios hormonales que pueden complicar la migración de las anguilas a los océanos para reproducirse.